Julio Vasquez.

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miércoles, 4 de mayo de 2016

Dios no descarta a ninguna persona, Él ama a todos

Photo published for TEXTO COMPLETO: Catequesis del Papa Francisco sobre la parábola del Buen Pastor
En la Audiencia General de este miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco condenó nuevamente la cultura del descarte, y afirmó que Dios no actúa de acuerdo a los parámetros de esta, sino que como el Buen Pastor –que no se resigna a perder a alguna de sus ovejas-, sale en búsqueda de cada uno de sus hijos, especialmente de los más pecadores y abandonados.
“Somos todos avisados: la misericordia hacia los pecadores es el estilo con el cual actúa Dios y a esta misericordia Él es absolutamente fiel: nada ni nadie podrá alejarlo de su voluntad de salvación. Dios no conoce nuestra actual cultura del descarte, en Dios esto no cabe. Dios no descarta a ninguna persona; Dios ama a todos, busca a todos… ¡Todos! Uno por uno. Él no conoce esta palabra ‘descartar a la gente’, porque es todo amor y toda misericordia”, aseguró el Papa desde la Plaza de San Pedro.
El Pontífice señaló que la imagen del Buen Pastor que lleva sobre sus hombros a la oveja perdida “representa la atención de Jesús hacia los pecadores y la misericordia de Dios que no se resigna a perder alguno”, además Cristo narra esta parábola para “hacer entender que su cercanía con los pecadores no debe escandalizar, sino al contrario provocar en todos una seria reflexión sobre cómo vivimos nuestra fe”.

Francisco dijo que la pregunta de Jesús: “Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?”, es una paradoja “que induce a dudar del actuar del pastor”, pues acaso “¿es sabio abandonar las noventa y nueve por una sola oveja? Y además, ¿no en la seguridad de un redil, sino en el desierto?”. “¿Qué cosa pueden hacer noventa y nueve ovejas indefensas?”.“La paradoja –añadió- continua diciendo que el pastor, al encontrar a la oveja, ‘la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: Alégrense conmigo’. Entonces, ¡parece que el pastor no regresa al desierto a buscar a todo el rebaño! Tendido hacia aquella única oveja parece olvidar las otras noventa y nueve. Pero en realidad no es así. La enseñanza que Jesús quiere darnos es mejor dicho que ninguna oveja puede perderse. El Señor no puede resignarse al hecho que una sola persona pueda perderse”.
“Él podría razonar: ‘Pero, hago un balance: tengo noventa y nueve, he perdido una, pero no es tanta la perdida, ¿no?’”, dijo Francisco. Sin embargo, el Pastor “va a buscar aquella, porque cada una es muy importante para Él y aquella es la más necesitada, la más abandonada, la más descartada; y Él va ahí a buscarla”.
En su discurso, el Papa también recordó que “el rebaño del Señor esta siempre en camino: no posee al Señor, no podemos ilusionarnos de aprisionarlo en nuestros esquemas y en nuestras estrategias. El pastor se encontrará ahí donde está la oveja perdida. ¡El Señor pues, debe ser buscado ahí donde Él quiere encontrarnos, no donde nosotros pretendemos encontrarlo!”.
En ese sentido, señaló que “mientras busca a la oveja perdida, Él provoca a las noventa y nueve para que participen en la reunificación del rebaño. Entonces no solo la oveja llevada en sus hombros, sino todo el rebaño seguirá al pastor hasta su casa para hacer fiesta con los ‘amigos y vecinos’”.
Francisco invitó a reflexionar sobre esta parábola, “porque en la comunidad hay siempre alguien que falta y se ha ido dejando el lugar vacío”.
“A veces esto desanima y nos lleva a creer que sea una perdida inevitable, una enfermedad sin remedio. ¡Y entonces corremos el peligro de encerrarnos dentro de un redil, donde no habrá el olor de las ovejas, sino el hedor de cerrado! Y los cristianos no debemos estar cerrados porque tendremos el hedor de las cosas cerradas. ¡Jamás! Debemos salir y este cerrarse en sí mismos, en las pequeñas comunidades, en la parroquia, ahí, … pero nosotros ‘los justos’”, expresó.
El Papa señaló que “esto sucede cuando falta el impulso misionero que nos lleva a encontrar a los demás”, pues se olvida que “en la visión de Jesús no existen ovejas definitivamente perdidas – esto debemos entenderlo bien – para Dios ninguno está definitivamente perdido. ¡Jamás! Hasta el último momento, Dios nos busca. Piensen en el buen ladrón; pero solo en la visión de Jesús ninguno está definitivamente perdido, pero solo ovejas que son encontradas”.
Finalmente, el Pontífice dijo que esta parábola “nos impulsa a salir en búsqueda para iniciar un camino de fraternidad”. “Ninguna distancia puede tener alejado al pastor; y ningún rebaño puede renunciar al hermano. Encontrar a quien se ha perdido es la alegría del pastor y de Dios, pero es también la alegría de todo el rebaño ¡Somos todos nosotros ovejas encontradas y reunidas por la misericordia del Señor, llamados a congregar junto a Él a toda la grey! Gracias”, concluyó.