El Papa Francisco recibió ayer en audiencia al presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís Rivera, y abordaron, entre otros importantes temas, la protección de la vida humana y la problemática de la migración.
(ACI Prensa) Según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el encuentro transcurrió «en una atmósfera de cordialidad», en la que se destacaron «las buenas relaciones entre la Santa Sede y Costa Rica» y se destacó el aporte de la Iglesia Católica en Costa Rica en los ámbitos «de la educación, de la salud, de la promoción de los valores humanos y espirituales y en el sector de las actividades caritativas».
«Posteriormente se abordaron algunos temas de interés común como la protección de la vida humana, además de diversas cuestiones de particular actualidad como lasmigraciones y el narcotráfico», informó el Vaticano.
Costa Rica se ha visto bajo la presión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para flexibilizar su legislación en materia de aborto. En el país, el aborto está despenalizado solamente para casos de «peligro para la vida o la salud de la madre».
Durante la campaña electoral que lo llevó a la presidencia de Costa Rica, Solís Rivera se expresó a favor del aborto para casos de violación.
El diario costarricense La Nación informó recientemente que, antes del encuentro del Papa con Solís Rivera, 19 parlamentarios remitieron una carta al Santo Padre pidiéndole que exhorte al Presidente de Costa Rica «para tener su compromiso público y probado a que se abstendrá de cualquier política de gobierno tendiente a legalizar el aborto».
En declaraciones para ACI Prensa concluido el encuentro con Francisco, el Presidente de Costa Rica destacó que «la conversación con el Papa fue absolutamente cálida y de mucha sintonía».
Solís Rivera señaló que invitó al Papa a Costa Rica, a lo que el Santo Padre respondió «que esperaba poder hacerlo en algún momento. Ojalá que la agenda le permita acompañarnos alguna vez».
El presidente de Costa Rica hizo hincapié en la coincidencia con el Papa en que «es una obligación atender a los migrantes, una obligación de orden humanitario, principalmente».