Se nos fue un hombre bueno. Monseñor Juan Antonio Flores Santana ha regresado a la Casa del Padre.Se marchó el domingo 9 de noviembre para volver a la morada eterna.
En su peregrinar por la tierra dejó huellas profundas que nos marcan el camino para llegar a Dios. Su vida fue un libro abierto en cuyas páginas encontramos las enseñanzas de la humildad, sencillez y austeridad como signos visibles del Reino.
Es una gracia lo que se dio en él. Supo combinar una sólida formación académica, intensa vida de oración y una acción permanente en favor de los más necesitados.
Fue un apóstol visionario, creativo y emprendedor. Las obras impulsadas desde su ministerio sacerdotal están presentes en La Vega, Santiago y otros pueblos siendo éstos espacios de crecimiento y desarrollo.
Vivió ligero de equipaje. Encarnó el mensaje de Jesús y hoy es testimonio para la presente y futuras generaciones que podrán ver en su persona un estímulo constante para vivir el Evangelio.
Que al final de nuestro días, ya en el ocaso de nuestra existencia, y, cuando atardece la vida, podamos decir como él: Jesús me está llamando y la Madre me acompaña.
Gracias Monseñor Flores Santana.