El obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís, monseñor Fausto Mejía Vallejo, y el coordinador de la Pastoral Juvenil, padre Luis Rosario, coincidieron ayer en destacar que los sacramentos de la Iglesia Católica no son artículos que se compran o venden, tras referirse a las declaraciones del Papa Francisco, quien denunció ayer que algunas parroquias se convierten en “casas de negocio”.
Ambos sacerdotes respaldan la idea de que los sacramentos no tienen precio, porque son un servicio pastoral de la iglesia. El Sumo Pontífice denunció durante una misa matutina celebrada en la Casa de Santa Marta, del Vaticano, que hay parroquias que cobran a los feligreses por la celebración de un bautizo o una boda.
“Ahí hay lo que llamamos toma de consciencia, los sacramentos no se venden y no tienen precio y si algunos osan de hacer esto como un negocio, desvirtuaría lo que significa la administración de los sacramentos”, manifestó monseñor Mejía.
No obstante, recordó que en países de Europa, como Alemania, Italia, las personas siempre pagan el diezmo (10% de lo que ganan a la iglesia a la que pertenecen), lo que a su juicio, incluye que se le ofrezcan todos los servicios y colaboran con los distintos gastos del templo, inclyendo sueldos de los empleados y el transporte.
Mientras que el padre Rosario dijo que la iglesia no es “un supermercado o un mercado donde uno va a comprar”, sino que es una comunidad que tiene como meta el ejemplo de servicio que dejó Jesús. “Algunas veces nos perdemos en el camino y tenemos que pedir perdón, porque realmente se introducen elementos que no son de corte pastoral de la iglesia, a veces por las necesidades que se tienen en la iglesia o por interés”, expresó.
El concordato estipula que cuando una pareja contrae nupcias por la Iglesia Católica, esto queda registrado para el matrimonio civil, de manera automática, lo que de acuerdo al sacerdote Rosario, tiene un costo no muy alto, para notificarse en la oficialía civil.