Julio Vasquez.

Radio Renacer

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sábado, 8 de noviembre de 2014

El cardenal Cañizares anima a los jóvenes a anunciar a Cristo incluso en la discoteca

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, alentó anoche a centenares de jóvenes en la Basílica de la Virgen, en la primera vigilia juvenil de oración convocada en el curso, a «anunciar a Jesús, en todas partes, en la universidad, en casa o en la discoteca». El purpurado fue ovacionado por los jóvenes al despedir la vigilia con una expresión de Juan Pablo II, «¡coraje y adelante!»

(EP) El cardenal agradeció su participación en la vigilia, «siendo un viernes noche», y añadió que «muchos os dirán que esto es una tontería, que es una cosa de viejos, de curas y de monjas, que no saben lo que dicen, pero vosotros cuando oigáis estas cosas, decid que no y bebed en este manantial inagotable de agua viva que es Jesucristo, que no condena y nos quiere a todos, el único capaz de saciar vuestra sed».
Además, animó a los jóvenes a «no tener miedo de Jesús, porque lo pida todo, él no es un sucedáneo, lo pide todo porque lo da todo, se da Él en cuerpo y sangre y su amor te hace el más feliz del mundo». Por lo tanto, «vivid en la alegría del encuentro con él y la transmitiréis a este mundo lleno de tantas crisis, anunciadlo en vuestra casa, en vuestra universidad, en donde estéis, en la discoteca también», añadió.
Dirigiéndose a los jóvenes, el cardenal Antonio Cañizares les dijo que «si buscáis ser felices, llegar a ser libres, vivir la vida plenamente con un futuro de luz y esperanza, que os quieran y querer a todos, si os gusta la justicia, la autenticidad, la comunicación sincera, entonces buscáis a Dios, no cualquier dios, sino el que se nos ha dado a conocer con rostro humano, Jesús».

«Caminos que no llevan a ninguna parte»

Igualmente, el purpurado recalcó que en nuestra sociedad «muchos buscan y piensan que la felicidad y salvación del hombre está en el placer, en el bienestar a toda costa, en la libertad sin límite alguno, en el sexo, en la afirmación de uno mismo sin Dios, en el imponer nuestra voluntad de los demás, en el goce narcisista; pero ahí ni está la felicidad, ni la salvación, ni el futuro, ni la esperanza, son caminos que no llevan a ninguna parte».
Al término de su catequesis, expresó a los jóvenes que «cuento con vosotros, contáis con mi admiración, hay que hacer el gran cambio de nuestra sociedad, una humanidad nueva, una civilización del amor, una cultura de la vida».