Francisco ha dedicado su catequesis de hoy a la vocación universal de ser santo, ¿en qué consiste, y cómo podemos llegar a serlo? «hay que tener en cuenta que la santidad no es algo que nos proporcionamos a nosotros mismos, que obtenemos con nuestras cualidades y nuestras habilidades -ha dicho-. La santidad es un don, es el regalo que nos hace el Señor Jesús, cuando nos lleva con Él, nos cubre de Él y nos hace como Él», ha dicho el Santo Padre. El Papa ha aseverado que «cualquier forma de vida lleva a la santidad si se vive en comunión con el Señor »
VIS/InfoCatólica) El Papa ha asegurado que «hay que tener en cuenta que la santidad no es algo que nos proporcionamos a nosotros mismos, que obtenemos con nuestras cualidades y nuestras habilidades -ha dicho-. La santidad es un don, es el regalo que nos hace el Señor Jesús, cuando nos lleva con Él, nos cubre de Él y nos hace como Él... La santidad es el rostro más bello de la Iglesia: es descubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su vida y su amor... no es la prerrogativa de unos pocos: la santidad es un don que se ofrece a todos, sin excepción, por eso es el carácter distintivo de cada cristiano».
«Para ser santo -ha explicado- no necesariamente hay que ser obispos, sacerdotes o religiosos ... ¡Todos estamos llamados a ser santos!...es viviendo con amor y ofreciendo el testimonio personal cristiano en las ocupaciones diarias que estamos llamados a ser santos. Y cada uno en la condición y estado de vida en que se encuentra» consagrados, casados, bautizados solteros, padres, abuelos, catequistas, profesores o voluntarios. «Cualquier forma de vida lleva a la santidad si se vive en comunión con el Señor y al servicio de los hermanos».
Examen de conciencia
«Ahora - ha añadido el Papa Francisco- cada uno de nosotros puede hacer un examen de conciencia ...y preguntarnos cómo hemos respondido a la llamada de Dios», y ha destacado después que cuando el Señor nos llama a ser santos, no nos llama a algo pesado y triste... sino que se trata de una invitación a compartir su alegría.
«Si entendemos esto, todo cambia y adquiere un nuevo y hermoso significado empezando por las pequeñas cosas de cada día... Y cada paso hacia la santidad nos hará mejores personas, libres de egoísmo y de la cerrazón en nosotros mismos. Estaremos, en cambio, abiertos a los hermanos y a sus necesidades». Antes de finalizar ha añadido que «el camino de la santidad no se recorre en soledad, cada uno por su cuenta, sino juntos, en un único cuerpo que es la Iglesia, amada y santificada por el Señor Jesucristo» y ha animado a todos a continuar por este camino.