Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 25 de noviembre de 2014

Entre mi madre y la no violencia

Un día como hoy tiene un significado muy especial, no solamente para las dominicanas y dominicanos, sino para el mundo con esta fecha importante del día internacional de la No Violencia Contra la Mujer, teniendo como fundamento un hecho que desgarro y aun es de pensar a todos los que vivimos en esta tierra y fue el asesinato de las hermanas Mirabal. Patria. Minerva y María Teresa y su  acompañante Rufino de la Cruz;  un día como hoy, pero del 25 de noviembre del 1960. Cómo motivo de esta lucha antitrujillista, su valor y su horrendo asesinato, fue declarado por la ONU, en el año de 1999, como día internacional.
    
Luego de este hecho es mucho lo que se ha recorrido en defensa por los derechos, el respeto y el valor a la mujer en este país. Eso lo hemos visto desde luchar contra una cultura machista hasta tratar de ir creando conciencia a través de los años, pero no sin pagar un precio muy alto cuando hemos visto como cada doce meses el centenar de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o no ligadas a una relación conyugal mueren víctimas de la irracionalidad, el egoísmo, la barbarie, la discriminación, el irrespeto, la violencia, entre otros factores.
    
Hace unos años escribí un artículo publicado "Violencia y Familia", el cual en algunos de sus párrafos establecía lo siguiente y cito:
   
 "Desde el seno familiar de principio se puede ir desarrollando un hombre y una mujer que en el futuro sean de bien. En la misma forma, se puede crear el niño y la niña que mañana será más amante del trabajo serio, honesto y responsable. De la misma forma podrán asimilar tener una cultura de paz más de que de odio e ira. Uno de los retos que tenemos aquellos que somos responsables de esa semilla que estamos sembrando, que son nuestros hijos, es que no crezcan pensando que todo lo que hoy vemos es lo normal y lo correcto. Que sepan que si hoy, la generación de sus padres, continuamos fracasando en hacer algo mejor para ellos a lo que hoy padecemos, no por esto deben dejar de luchar, exigir y propender por cosas mucho mejor. En una sociedad que el respeto sea la norma. Que los valores sean el principio. Que podamos reducir los niveles de violencia del que hoy somos víctimas. Este mes de noviembre no solamente nos invita a reflexionar por la familia. Pero no solamente saber que es su recordatorio, sino que debemos comenzar a vivirlo, o sea, hacer de este ente una verdadera realidad y no un hogar destruido adentro y en el exterior un cosmético. Este mes esta también el que nos invita a repensarnos en el aspecto de la violencia contra el género femenino. De una forma o de otra, familia y violencia van de la mano, porque depende mucho el esfuerzo que realicemos nosotros como padre o madre, para orientar a nuestros hijos e hijas, en relación al respeto de un ser a otro. Inculcar en nuestros hijos, la solidaridad, el amor, la humildad, el inculcarle, no solamente la forma de obtener sus éxitos, sino que cuando tienen sus fracasos hacerles conscientes que aparecerán y que no por ello debe frustrarse o dejar de luchar o pensar que todo su vida termina. Dejar esa cultura del machismo, que siempre debe ser hombre y no expresar sus sentimientos. Que le está permitido al hombre tener uno, dos, tres hogares, porque está correcto. Que la mujer está para aguantar y el hombre para disfrutar. Cambiemos esos paradigmas, los cuales son parte de los responsables de las consecuencias que hoy tenemos como sociedad, en lo que ha violencia se refiere, principalmente, frente a las mujeres. Es por esto, que existen féminas que asumen lo incorrecto como correcto. Que aceptan violencia porque vivieron en ella o les enseñaron a soportarlo desde su familia. Esas son algunas de las cosas que como padres y madres, estamos obligados a cambiar ya. No es posible que continuemos siendo a nivel estadístico, una vergüenza; cuando desde hace seis años han sido asesinadas a manos de su compañero, o ex compañero, esposo, ex esposo o ex concubino; más del millar de mujeres. Que al momento de escriturar este artículo, ya contabilizamos más de 180 mujeres asesinadas en casos de uroxidio o en las cantidades que hemos señalado de feminicidios. El asunto de la violencia es un problema social y como tal debemos enfrentarlo. No solamente debemos dejarlo a la represión, o sea, cuando ya sucede el hecho, condenar al homicida, sino se suicida, no resuelve el problema el fondo. Se continúa maltratando a la sociedad misma e hiriéndola. Lo que debemos propender es en atacar el fenómeno desde su raíz. Con la educación, la prevención, enseñarles a al hombre y la mujer, lo que es correcto en su conducta y manera de comportarse frente a esto. Es ahí que el trabajo de la familia, como ente social, es importantísimo y vital. Si continuamos criando hijos e hijas con el criterio fallido que un género está por encima del otro y de que no debe primar el respeto, continuaremos viendo que esas estadísticas continuarán su aumento. La generación actual debe hacer su papel y provocar los cambios que necesitamos y no permanecer inertes ante lo que está frente a nuestra sociedad. Construyamos familias basado en la paz y no en el egoísmo, ni en la envidia ni en la violencia". 
    
Leyendo el artículo indicado y ya citado, me recuerda que mi compromiso sigue siendo el mismo que provocó casi la muerte misma hace cuatro años, cinco meses, y veinticuatro días por actuar en defensa de una mujer con historia de violencia en su contra y de la planificación de su asesinato por segunda ocasión, en 1978 y el más reciente y en el que intervine como abogado en el año 2005.
    
Me motiva el hecho también, fui el fruto de una valerosa dominicana y gran mujer, esposa, madre e hija, Carmen Teresa Rodríguez; que precisamente, mañana veintiséis, cumpliría un año más de vida física. Siendo para mi un gran ejemplo de persona luchadora, revolucionaria, valerosa y solidaria. Hoy nos acoje este día 25 de noviembre con nuevas luchas que enfrentar, con la aprobación de un proyecto de ley del Código Penal sin tomar en cuenta las circunstancias del aborto terapéutico, olvidando a quienes estamos condenando con ello.
    
Debemos seguir ahondando y luchando por una cultura y enseñarán que cambien en todos los estamentos, el valor, respeto y dignidad de la mujer en este país, que tanta sangre ha sido derramada y a qué precio. 

Lic. Jordi Veras