Durante el transcurrir del año 2012 la violencia intrafamiliar y la violencia de género continuó destacándose tanto por el número de los casos como por la crueldad con que fueron acometidos muchos de ellos, especialmente los feminicidios.
Esto ha motivado que se promuevan nuevas campañas, y una variada gama de actividades en el orden de poner freno a esta especial forma de violencia, lo que revela que la sensibilidad poco a poco está prendiendo, y que se eleva aún más con la llegada de noviembre, mes de la familia y mes de la no violencia contra la mujer. Sabemos que, en los primeros diez meses del año 2012 son 163 las mujeres asesinadas.
En medio de los esfuerzos, aparece una nota discordante, incomprensible: la actitud del Congreso, que, frente a las modificaciones al Código Penal, pretende retroceder con relación a lo que ya se había logrado en la ley 24-97. No es fácil comprender estas actitudes, en un momento en que este tipo de violencia demanda medidas más radicales.
Pero no solo asusta la actitud de algunos congresistas frente al Código Penal y la violencia de género, también están los casos de jueces y juezas que, confiando en esas palabras de hombres, sueltan al victimario luego de algunas horas y escasos días de haber sido puesta una querella. Estos, al igual que los anteriores tienen una insensibilidad fuera de lo común.
En materia de violencia intrafamiliar y de género, además de las instituciones del Estado, es fundamental el involucramiento del sector privado. Sectores como las iglesias, que muchas hay en el país, deberían hacer una labor de permanente erradicación de esta forma de violencia como compromiso frente a una práctica que cuestiona la prédica de la fe y todos los valores que la moral religiosa suele levantar.
En torno a la violencia intrafamiliar y violencia de género en el país se han hecho análisis, conferencias, seminarios. Lo que falta son acciones de contundencia. Aquí bien pudiera incluirse la violencia de género y violencia intrafamiliar dentro de los contenidos y estrategias de la alfabetización.
Otra acción fundamental es que se den pasos tendentes a que las programaciones y producciones radiales, cinematrográficas y televisivas, incluidos los chistes y las telenovelas que se pasan diariamente, estén en consonancia con los propósitos nacionales de combatir todas las formas de violencia de género y de violencia intrafamiliar. Es con acciones radicales y con el seguimiento, que se puede albergar la esperanza de que en el mediano o en largo plazo este mal quede reducido a su mínima expresión, y que no haya la necesidad resaltar en noviembre ni un solo crimen o agresión contra la mujer.