La música siempre ha ocupado un lugar importante en su vida. Desde muy temprana edad sentía una fuerte inclinación por el canto y la composición, y soñaba con llegar a ser «cantante». Al terminar sus estudios decidió dedicarse a la música, con el apoyo de su familia, y de esta manera empezó a dar los primeros pasos para alcanzar su gran sueño.
Luego de esto, un productor escuchó sus canciones y se interesó en trabajar un proyecto musical con ella. Al poco tiempo, Celinés firmó un contrato discográfico con la BMG US Latin, y grabó su primer álbum como cantautora, titulado «Seliné».
Haber cumplido este «gran sueño», fue su primera señal de que nada es imposible cuando se tiene fe.
Sin embargo, lejos de sentirse plena, empezó a sentir un gran vacío. Descubrió que algo faltaba en su vida, pero no sabía dónde encontrarlo. En medio de esa búsqueda, atravesó momentos de soledad, frustración, temor y tristeza. Pero Dios la miraba, y tenía un propósito mayor y mejor al que ella imaginaba.
Varios años después la invitaron a un retiro, y allí, por primera vez, experimentó la grandeza del amor de Dios Padre, y tuvo un encuentro personal con Jesús, y el Espíritu Santo, que cambió el rumbo su vida.
A partir de ese momento, sintió un nuevo amor por el Señor y por la Iglesia. Tuvo un renacer en la fe, y recibió un fuerte llamado a proclamar el mensaje del amor y la misericordia de Dios.
Desde aquél día, Celinés ha ofrecido su vida y su voz al servicio del Señor. Actualmente, es misionera católica a tiempo completo. Su misión es amar, adorar a Dios, y llevar el Evangelio por el mundo, a través de su música.