El Premio Nacional de Periodismo 2014, periodista Juan Bolívar Díaz, afirmó ayer que el sistema de comunicación en el país también está en crisis, pero eso no significa que los periodistas no luchen por un ejercicio apegado a la ética. Dijo que los principios éticos fundamentales de la comunicación siguen ahí, servicios públicos, hipoteca social, y derecho universal a la libertad de expresión. El director del Noticiario Uno Más Uno precisó que la información debe ser veraz, no una amenaza.
“Hay que luchar por el rescate de los valores morales, no dejarnos imbuir por el fatalismo de que todo está perdido, porque mientras haya mayorías excluidas habrá luchas”, dijo. Abogó por continuar en la lucha por el rescate de los valores éticos.
“Hay que fortalecerla, no todo está perdido, hay que hacer prevalecer los principios de la comunicación en cuanto a la pluralidad, objetividad, investigación, diversidad, promoción del desarrollo integral, igualdad de oportunidades, de equidad y justicia social”.
Ética en RD
Dijo que no es tan fácil hablar de ética en el país, cuando el predominio de la pobreza está latente: más del 40% de la población es pobre, 842 mil familias tienen una tarjeta de subsidios para mantener la pobreza. Otras 600 mil viven de un sueldo estatal.
Además, no hay muchas cifras sobre la acumulación de la riqueza en pocas manos, la falta de transparencia es total, anomia social y ausencia de ética en todos los ámbitos.
Al exponer en la Tercera Cumbre Latinoamericana de Periodistas, que organizó el Colegio Dominicano de Periodistas, CDP, destacó que la compra o subordinación de los comunicadores, los intelectuales y los artistas está estrechando el ámbito de la inserción y de la información y de la libertad de expresión.
Citó el estudio realizado por el periodista Adalberto Grullón, que establece que el 6% de los periodistas de los grandes medios ganan menos de 20 mil pesos.
El 30% tiene dos empleos, el 4% tiene tres empleos, mientras el 29% trabaja ocho horas diarias y hasta 12, el 20% más de doce horas.
Dijo que la complicidad de las empresas de comunicación en la confusión de roles entre periodistas activos, empleados o subvencionados del Gobierno, productores de programas y relacionistas públicos está quebrantando el ejercicio del periodismo en el país.