En los últimos días la sociedad dominicana ha sido testigo de la ocurrencia de tres eventos que, en su conjunto, representan un espejo en el que se observa, en toda su crudeza, la podredumbre y falta de credibilidad que embarga a nuestro Poder Judicial.
Se trata de tres acontecimientos que por la gravedad que revisten han provocado que más de un ciudadano reaccionara alarmado al conocer el infeliz papel de nuestra justicia en casos en que la ciudadanía esperaba, una actuación más acorde con los cañones legales y si se quiere hasta con el “sentido común”.
La libertad de tres de los acusados de la agresión a tiros contra la ingeniera Francina Hungría; las revelaciones sobre las “andanzas” de Cristian Pozo Mojica (El Matatan) y el arresto del sargento policial Eduardo Andrés Massanet Martínez, representan tres casos que denotan la fragilidad de nuestros tribunales frente a los cuales uno no sabe si reír o llorar.
Francina Hungría: El juez que dispuso la libertad de tres integrantes de la banda de atracadores, uno de los cuales hirió de un tiro en la cara a la profesional de la ingeniería arruinando así su joven existencia disque porque estos no fueron los que agredieran a la desafortunada muchacha, sino el que fue condenado a 30 años, emitió una sentencia que a muy pocas personas convencerá sobre la justeza e idoneidad de semejante fallo.
Por fortuna, en nuestra justicia aun queda una pizca de idoneidad y la malhadada sentencia fue recurrida en apelación por la Fiscalía del Distrito Nacional y, de hecho, por la Procuraduría General de la República, porque semejante fallo no hace más que arrojar más fango sobre la maltrecha imagen de la justicia de nuestro país.
El Matatan: Según el propio jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo, este sujeto distribuía mensualmente alrededor de RD$6 millones (seis millones de pesos) entre miembros de la institución del orden, para que “no lo molestaran” ante las reiteradas violaciones a ley de drogas en que el truhan incurría, amén de su “supuesta” participación en un homicidio.
Según reseñas que publican medios de comunicación escritos a propósito de su captura, “El Matatan” fue aprehendido en por lo menos cinco ocasiones y otras tantas puesto en libertad por jueces de San Cristóbal amparados en tecnicismos legales poco convincentes.
EL sargento del medio millón de dólares: Pero si los dos casos anteriores representan sentencias cuestionables evacuadas por igual número de tribunales, el caso del sargento Eduardo Andrés Massanet Martínez, quien fue libertado por la justicia “simple y llanamente” a pesar de haber sido sorprendido con casi medio millón de dólares en una yipeta “del año” en el sector de Villa Consuelo, si que arrojó dudas y suspicacias sobre la idoneidad e imparcialidad de nuestros tribunales.
La decisión del juez que dispuso la libertad del joven Massanet Martínez, a pesar de lo señalado, obliga a la siguiente interrogante:
¿Qué busca como miembro de la Policía Nacional (rango que, según se afirma, obtuvo en cuestión de segundos) una persona que como el joven señalado disque administra cinco importadoras de su señora madre ubicadas en el sector de Villa Consuelo?
(Según nos informan el sueldo de un sargento de la Policía no excede los RD$9,000 (nueve mil pesos mensuales) “sin los descuentos”.
Tras la decisión de la justicia en los tres casos señalados habría que llegar a la obligada conclusión de que de los tres poderes del Estado, el Judicial no sólo es el menos confiable, sino el más desprestigiado … incluyendo el Congreso Nacional que es mucho decir.
Por: Enrique Pimentel.