«Cuando estaba a punto de creer que Nigeria podía entrar en el mundo civilizado poniendo fin a la pena de muerte, me quedé petrificado al enterarme de las desgraciadas ejecuciones de 4 condenados en Benin City, estado de Edo», afirma un comunicado enviado a la Agencia Fides, firmado por el presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria, Ignatous Ayu Kaigama.
Una quinta persona iba a ser ejecutada por un pelotón de fusilamiento, pero la sentencia fue pospuesta debido a que la prisión en la que se debía llevar a cabo no estaba equipada para este tipo de ejecución.
La aplicación de la pena de muerte ha suscitado duras criticas en todo el mundo por parte de las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Usar la Constitución... para la barbarie
Las autoridades han respondido a las críticas señalando que la pena de muerte sigue estando contemplada en la Constitución de Nigeria. «Usar la Constitución para justificar este acto es una evidente caída de la modernidad a la barbarie», dice el comunicado de los obispos.«Reiteramos nuestro llamamiento a reformar la Constitución para prohibir que cualquier ley pueda actuar contra los derechos de las personas y, en particular, el derecho a la vida».
Reformar, no matar
El documento también señala que la pena de muerte no sirve para nada, ni para hacer que el infractor cumpla con las normas de la sociedad, ni como un elemento de disuasión para evitar la ejecución de delitos violentos.«Creemos que las acciones dirigidas a reformar a los criminales son más útiles a la sociedad que la pena capital», concluye el comunicado.