Muchos ex presidentes dicen que hay que legalizar las drogas. Una vez que dejan el poder, de pronto, se iluminan, toman valor y proponen grupos de trabajo para que la gente pueda consumir estupefacientes, al igual que ahora lo hacen con el alcohol y los cigarros.
En años recientes, después de concluir su mandato, Fernando Henrique Cardoso de Brasil, Vicente Fox de México y César Gaviria de Colombia expresaron apoyo para la legalización de la marihuana, por ejemplo. Pero el mandatario guatemalteco, Otto Pérez Molina, es el único presidente en funciones en el continente americano que se ha atrevido a proponer la legalización de las drogas.
Lo que se ha hecho hasta ahora no ha funcionado. Pese a los miles de millones de dólares que los gobiernos han gastado en el combate a los cárteles, ”los mercados de consumo se expanden, en vez de disminuirse”, dijo en su reciente discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. ”Los países productores y el tipo de estupefacientes disponibles se multiplican. Las rutas de comercio y tráfico tienden a diversificarse. El problema de las drogas es cada vez más grande y más complejo”.
Y más letal. La lucha contra las drogas deja, en promedio, 30 muertos diarios en México y 12 en Guatemala. Estadísticas como éstas han llevado a Pérez Molina a concluir que las políticas antidrogas de Latinoamérica están fracasando, y que es tiempo de enfocarse en soluciones a largo plazo para el problema. Rechaza la total liberalización de las drogas. Pero también la actual política mundial que las prohíbe.
¿Legalizaría usted la marihuana, heroína y cocaína? le pregunté en una entrevista, poco después de su discurso en la ONU. ”No todas las drogas merecen el mismo trato; hay drogas que tienen que ser estrictamente regularizadas y prohibidas’’, me contestó.
No legalizaría cocaína y heroína. Pero la marihuana sí. ”Ya se ha demostrado que la marihuana es menos dañina que el alcohol y el tabaco. Esos son estudios científicos. La marihuana ocupa el 30 por ciento del consumo. Si podemos sacar la marihuana, nos podemos concentrar en lo restante. Y debe ser gradual”.
Pero Guatemala nunca tomaría una decisión unilateral al respecto. La cooperación con otras naciones es esencial; Guatemala necesita coordinarse con países como México, Colombia y Estados Unidos para que cualquier esfuerzo de legalización sea efectivo. ”No vamos a tomar medidas aisladas”, dijo Pérez Molina. ”Este es un tema que debemos … trabajar juntos.”
Pero trabajar juntos es lo difícil. Estados Unidos es el imán mundial de las drogas. Aquí hay, por lo menos, 22 millones de personas que usaron algún tipo de droga recientemente, según el Instituto Nacional del Abuso de Drogas. El consumo en Estados Unidos genera la producción y el tráfico de estupefacientes en el sur. El cálculo extraoficial es que el 60 por ciento de las drogas que usan los norteamericanos pasa primero por Centroamérica.
El presidente Barack Obama, claramente, ha dicho que ”la legalización de las drogas no es la solución a la lucha contra las drogas”. Pero el presidente Pérez Molina cree que hay espacios para negociar.
”Efectivamente nos vemos afectados por la violencia porque las drogas vienen del sur hacia Estados Unidos, donde está la mayor parte del consumo’’, me comentó. ”Yo creo que Estados Unidos ha dado pasos interesantes”, dijo.
”Cuando yo propuse esto en el mes de febrero, la reacción en menos de 24 horas (de parte de Estados Unidos) fue de decir ‘nosotros rechazamos eso.’ ”
Pero dos meses después, dijo Pérez Molina, en la Cumbre de las Américas en Colombia donde estuvo Obama, funcionarios estadounidenses indicaron que, aunque no estaban de acuerdo con la idea de una forma de legalización, estaban dispuestos a involucrarse en un diálogo sobre este tema. ”Me parece que ese es un paso importante’’, dijo Pérez Molina.
El presidente legalizador está solo. Por ahora. El presidente de México, Felipe Calderón, propuso en Naciones Unidas que se exploren ”enfoques nuevos y eficaces’’ como alternativa al ”enfoque prohibicionista’’ del consumo de drogas. El presidente de Colombia dijo algo similar. Pero no se atrevieron, como el mandatario guatemalteco, a buscar ya mismo la legalización de algunas drogas (como un primer paso a un cambio de la estrategia antinarco).
”Desde que propusimos la idea, sabíamos que era una batalla de largo alcance y que íbamos a tener muchos obstáculos, muchas resistencias”, reflexionó al término de la entrevista. ”Pero yo creo que al final, dentro de muchos años, el paso que se va a dar en la región y el mundo será la regularización de las drogas. Yo estoy convencido”.
Pérez Molina apenas tomó posesión como presidente en enero de este año y un mes después ya había hecho pública su propuesta de legalización de drogas.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido como presidente?, le pregunté para terminar. ”Lo difícil que son los procesos para lograr acuerdos’’, respondió sin dudarlo. ”Cuando se propone una buena idea siempre hay quien se está oponiendo”. Y en eso, dentro y fuera de Guatemala, el presidente Pérez Molina tiene toda la razón.
Mientras tanto, hay que darle crédito a Otto Pérez Molina por decir como presidente lo que otros solo se han atrevido a decir como ex presidentes.
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