Escrito por Julio Vásquez.
Cerca de Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué era aquello, y le dieron la noticia: "¡Es Jesús, el nazoreo, que pasa por aquí!" Entonces empezó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" Los que iban delante le levantaron la voz para que se callara, pero él gritaba con más fuerza: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se detuvo y ordenó que se lo trajeran, y cuando tuvo al ciego cerca le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" Le respondió: "Señor, haz que vea." Jesús le dijo: "Recobra la vista, tu fe te ha salvado." Al instante el ciego pudo ver. El hombre seguía a Jesús glorificando a Dios, y toda la gente que lo presenció también bendecía a Dios. Reflexión;
Era ciego pero tenía las ideas muy claras. Había oído hablar de Jesús de Nazaret, el descendiente del rey David, que hacía milagros en toda Galilea. Y él quería ver. Por eso, cuando le informaron que Jesús iba a pasar por allí, el corazón le dio un vuelco y comenzó a gritar con todas sus fuerzas. ¡Era la oportunidad de su vida! Cuando consiguió estar frente a frente con el Mesías no fue con rodeos; le pidió lo que necesitaba: “¡Señor, que vea!”.Muchos entendidos dicen que este es el modelo perfecto de oración. Primero, buscó el encuentro con Jesús; luego, presentó la petición con toda claridad. Y como tenía mucha fe...Para rezar bien, es necesario acercarse a Dios, ponerse ante su presencia. Para eso puede ayudar ir a una iglesia y arrodillarse ante el sagrario. ¡Allí está Jesús! Luego, con humildad, suplicando su misericordia como hizo el ciego, le hablamos y le decimos exactamente lo que nos pasa. Sin discursos, sin palabrería. Hay que ir al grano: “Mira, Señor, lo que me pasa es esto...”.Dios ya lo sabe, pero quiere que se lo digamos. Nos pregunta: “¿Qué quieres que te haga?”. Entonces, nos escucha y nos lo concede, según nuestra fe.Pero no acaba aquí el relato. Luego fue a comunicar esa experiencia a todo el pueblo. Había nacido un apóstol. Y consiguió que aquella gente, al verlo, alabara a Dios.