Julio Vasquez.

Radio Renacer

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viernes, 25 de noviembre de 2011

Historia para hoy




Daniel tomó la palabra y dijo: "Tuve visiones durante la noche: cuatro vientos del cielo sacudían el mar, y cuatro animales enormes salían del mar; los cuatro eran diferentes. El primero se parecía a un león con alas de águila; mientras lo estaba mirando, le arrancaron sus alas, fue levantado de la tierra y se paró sobre sus patas como un hombre; le fue dado un corazón de hombre. El segundo se parecía a un oso, estaba echado de lado y tenía entre sus dientes tres costillas. Entonces se le dijo: "Levántate y come mucha carne". Miré y vi a otro animal parecido a un leopardo, con cuatro alas en el lomo; tenía cuatro cabezas, y le fue dado el poder. Mientras contemplaba mis visiones nocturnas, percibí a un cuarto animal terrible, espantoso, con increíble poder; tenía grandes dientes de hierro, comía, trituraba, y lo sobrante lo aplastaba con sus patas. Era distinto a todos los animales que lo habían precedido, tenía diez cuernos. Estaba mirando los cuernos cuando surgió de entre ellos un cuerno pequeño, y fueron arrancados tres cuernos para dejarle lugar. Entonces vi en ese cuerno ojos parecidos a los ojos humanos y una boca que pronunciaba palabras insolentes. EL HIJO DE HOMBRE Seguía mirando, pusieron unos tronos y un anciano se sentó; su ropa era blanca como la nieve, los cabellos de su cabeza eran como la lana blanca, su trono era de llamas de fuego con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría de delante de él; miles y millares le servían, millones y millones permanecían de pie en su presencia. Se constituyó el tribunal y abrieron los libros. Las palabras insolentes que habían sido pronunciadas por el cuerno habían sembrado un gran desorden. Mientras estaba mirando, mataron al animal, su cadáver fue destruido y arrojado al fuego ardiente. Se les quitó el poder a los otros animales, pero se les prolongó la vida por el momento hasta la fecha fijada. Mientras seguía contemplando esas visiones nocturnas, vi algo como un hijo de hombre que venía sobre las nubes del cielo; se dirigió hacia el anciano y lo llevaron a su presencia. Se le dio el poder, la gloria y la realeza, y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. Su poder es el poder eterno que nunca pasará; su reino no será destruido.

Salmo
Dan 3, 75; 76; 77; 78; 79; 80; 81
¡Montañas y colinas bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Todas las semillas que germinan en la tierra bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Fuentes bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Mares y ríos bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Monstruos marinos y todo lo que se mueve en las aguas bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Aves todas del cielo bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Que todos los animales domésticos y las fieras salvajes bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente!
Evangelio
Lc 21, 29-33
Y Jesús propuso esta comparación: "Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando echan los primeros brotes, ustedes saben que el verano ya está cerca. Así también, apenas vean ustedes que suceden las cosas que les dije, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que no pasará esta generación hasta que todo eso suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.