Tiempo atrás escribí un comentario a un artículo de un colaborador sobre un amor perdido y recibí un correo de un joven que me explicaba que a veces no es bueno alejarse de ese amor que fue, porque hay situaciones que tienen remedio y que si se insiste, de seguro que se puede lograr regresar de nuevo y entonces viene una reconciliación. El joven me decía que cuando ese amor perdido se va, muchas veces tratamos de sumergirnos en otro nuevo amor, pensando que podemos volver a ser felices con este, pero sucede que las cosas no siempre salen como uno quiere y ese nuevo amor quizás resulta una pérdida de tiempo, porque no logramos borrar las huellas del amor perdido, y entonces nos vemos precisados a insistir con ese viejo amor y buscar la forma de atacar otra vez, y casi siempre se regresa a ese amor que alguna vez perdimos, pero que jamás olvidamos. Realmente reconozco que él puede tener razón, porque por eso el mundo es mundo, pues hay de todo y uno de los desafíos del hombre en su sobrevivencia es justamente vencer los obstáculos y conseguir la solución a los problemas. Muchas veces cuando encontramos un nuevo amor, que viene a ocupar el espacio del amor perdido, podemos encontrar que este estaba ahí para nosotros y que lo que una vez creímos que era el amor de nuestra vida, o la persona que ocupaba nuestro corazón no había nacido para nosotros y el nuevo amor borró las huellas del antiguo amor. Pero también se puede dar el caso de que terminemos con la nueva relación porque no nos resultó o no llenó el espacio que se quedó vacío y hagamos un pare, pensemos en lo que perdimos y nos lancemos a reconquistar a esa persona. Es posible que alcancemos reconquistarlo de nuevo y entonces todo vuelve al lugar de inicio, rescatamos lo perdido y de paso agregamos un poco más de amor y pasión para que surja de nuevo ese deseo de estar y fundirse los dos en uno. La verdad es quela reconciliación es un estado embriagador, casi mágico, es el momento en que se olvidan los rencores, y los reproches dejan de ser problemas, todo vuelve a ser como antes, una eterna luna de miel. Dice Yoscar Sarante en una canción que vale la pena pedir perdón, cuando se ha fallado y no permitir que el orgullo y los rencores maten el amor. Realmente hay que luchar por las cosas que una quiere, pues de lo contrario quien no lucha por lo que quiere no tiene derecho a ello. Toda mujer que ama debe luchar por el amor, porque es una forma de realizarse, cada vez que amamos tenemos la capacidad de demostrar que somos humanos y que somos capaces de sentir como humano y verdaderamente el amor es el sentimiento más sublime que existe en el mundo, es la fuente de inspiración de Dios y por eso amar debe ser siempre dignificante, y porque no, excitante. Es cierto que cuando hay un amor perdido, lo mejor es intentar buscarlo de nuevo, porque puede ser que esté al doblar de la esquina, esperando por nosotros, sólo es cuestión de tiempo. Lamentablemente el tiempo es oro y hay que aprovecharlo, no podemos darle tiempo al amor, porque muchas veces cuando nos venimos a dar cuenta, hay otra persona que anda husmeando, al asecho de cualquier flaqueo para lanzarse como fiera a desgarrar a su víctima, que por supuesto podría convertirse en una rival peligrosa, porque en eso del amor, no gana quieren quiere, sino quien puede. El que ama tiene un poder inmenso, porque el amor es una fuerza indestructible e indetenible, sólo hay que amar, experimentarlo para conocer hasta qué punto se puede llegar en cosas del amor. Aquí no hay quien pueda, realmente no hay papeles, ni compromisos que despojen al amor, del derecho que se tiene, por el solo hecho de experimentarse ese hermoso, maravilloso y sublime sentimiento.