Felipe de Jesús Colón Padilla.
Desde hace un buen tiempo Mons. Agripino Núñez Collado, ha defendido el interés de la Nación: y es, que los dominicanos y dominicanas tengan los medios necesarios que le garanticen un modo de vida digno. Por eso ha defendido a capa y espada el 4 por ciento del producto Interno Bruto a la educación. Aseveró el rector magnífico de la Pontificia Universidad Madre y Maestra, lo siguiente: “Los candidatos presidenciales firmaron un acuerdo, de modo que a partir del año 2012 si no lo cumplen tenemos todos que tirarnos a la calle a acompañar a todos los protestantes para que cumplan ese acuerdo los candidatos que solemnemente firmaron y hubo una serie de organizaciones, incluida esta universidad, que firmaron ratificando ese compromiso”. Monseñor Núñez muestra un corazón sensible al recordar y exigir lo que se ha convertido en un grito nacional. Es cierto que es una inversión significa lo del 4 por ciento, pero el beneficio que reviste este gasto es incalculable, pues los males sociales se deben a la carencia de oportunidad, a la poca vivencia de los valores fundamentales de una sociedad. La sentencia se cumple: “quien siembra viento cosecha tempestades”. No es posible que mejore el sistema policial, la infraestructura del país, el desarrollo turístico, si la educación se arrastra como la serpiente, y ocupamos penosamente el último lugar en materia de inversión educativa. Es una tesis falsa el proclamar que en países desarrollados hay desencanto en el resultado de la educación con relación a la inversión, pues a pesar de eso, el resultado es satisfactorio. Si nos comparamos quedamos mal parados. El sacerdote Agripino asegura que el aumento de las penas no va a solucionar un problema social de esta naturaleza, donde a diario se observan sucesos horrendos por jóvenes que han perdido el pudor y la moral. La reforma del Código del Menor para aplicar una mayor sanción no quedara resuelto sino no va acompañada de un verdadero seguimiento a los jóvenes que están internos, si no se transmiten valores a los niños y jóvenes, y así evitar que el joven caiga en delitos vergonzosos. Si se aplica el 4 por ciento, será una buena palanca para saltar del otro lado de la montaña y llegar más lejos en los resultados de la educación. No perdamos la esperanza, ahora se ha aprobado un 3%. Sigamos insistiendo y exigiendo, hasta que este gobierno o el que vendrá nos de lo que merecemos. Me contaba un amigo que estaba haciendo turismo en Japón, y se le quedó la cámara fotográfica en el mostrador del andén del metro. Cuando se da cuenta de que no la lleva la cámara consigo, retrocedió, y cuando llegó al lugar encontró su cámara intacta, ningún transeúnte la tomó. Una excelente educación llevara siempre a un mejor comportamiento de la persona. La honradez, la disciplina y la justicia brillarán con luz propia. El país que no invierta en la educación, tendrá que hacer una mayor inversión en castigar al reo, tendrá que sostener una vigilancia constante, y tristemente tendrá que enterrar a muchos inocentes antes de tiempo. Agradecemos a Monseñor Agripino su interés de que avancemos como pueblo, sus palabras son oportunas.El autor es: Vice-canciller del Arzobispado de Santiago, Juez del Tribunal Eclesiástico Y párroco de la Parroquia Transfiguración del Señor.