Julio Vasquez.

Radio Renacer

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miércoles, 23 de noviembre de 2011

El banquete del rey Belsasar




El rey Belsasar dio un gran banquete para miles de sus altos funcionarios, y ante esos miles de invitados, se puso a tomar vino. Después de haber probado el vino, Belsasar ordenó que trajeran los vasos de oro y de plata que su padre Nabucodonosor había sacado del Templo de Jerusalén. Tanto el rey como sus altos funcionarios, sus mujeres y sus concubinas querían beber en ellos. Trajeron pues los vasos de oro que habían sido robados del Templo de Dios en Jerusalén. El rey y sus altos funcionarios, sus mujeres y sus concubinas los tomaron para beber en ellos: tomaron vino a la salud de sus dioses de oro, de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. Pues bien, de repente aparecieron frente al candelero los dedos de una mano, que escribían sobre el estuco del muro del palacio real. El rey vio esa mano que escribía e inmediatamente cambió de color: estaba espantado, todo su cuerpo y todos sus miembros temblaban. Trajeron pues a Daniel a la presencia del rey. El rey tomó la palabra y le dijo: "¿Eres tú Daniel, uno de los desterrados que mi padre trasladó desde Judea? Me han dicho que en ti reside el espíritu de los dioses y que han notado en ti una luz, un juicio y una sabiduría extraordinarias. Después me dijeron que tú puedes interpretar y resolver los problemas. Si puedes leer lo que allí está escrito y darme a conocer su significado, serás revestido de púrpura, llevarás un collar de oro al cuello y serás la tercera persona del reino". Entonces Daniel tomó la palabra y delante del rey dijo: "¡Guarda tus regalos o dáselos a otros! Voy a descifrar para el rey lo que está allí escrito y le daré a conocer el significado. Al contrario, te alzaste en contra del Señor de los cielos, dispusiste que te trajeran los vasos de su Templo y han tomado vino en ellos tú, tus altos funcionarios, tus mujeres y tus concubinas. Y han bebido a la salud de sus dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que nada ven, nada entienden y nada saben. Pero tú no has glorificado al Dios que tiene tu vida en su mano y a quien pertenece todo tu destino. Por eso fue enviada de su parte esa mano para que trazara ese escrito, y ese escrito dice: "Mené, Mené", "Téquel" y "Parsin". Ahora viene la explicación de esas palabras: "Mené": Dios ha medido tu reino y le ha puesto fin. "Téquel": has sido pesado en la balanza y tu peso ha resultado muy liviano. "Parsin": tu reino ha sido dividido y dado a los Medos y a los Persas".

Salmo
Dan 3, 62; 63; 64; 65; 66; 67
¡Sol y luna bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Estrellas del cielo bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡ Lluvias y rocíos bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Todos los vientos bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Fuego y calor bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente! ¡Frío y ardor bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo eternamente!
Evangelio
Lc 21, 12-19
Pero antes de que eso ocurra los tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los entregarán a los tribunales judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre, y ésa será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa. Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría, y ninguno de sus opositores podrá resistir ni contradecirles. Ustedes serán entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y algunos de ustedes serán ajusticiados. Serán odiados por todos a causa de mi nombre. Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá. Manténganse firmes y se salvarán.