Por Ubaldo Solís.
La Vega, como la llamaba Don Jovino A. Espinola Reyes, “blasonada ciudad. Sultana del Camú, cuyo perfume balsámico satura el ambiente fresco y delicioso, contribuyendo a la más agradable y sana temperatura tropical, en consorcio con las arrulladoras y limpias aguas del legendario Camú, que amorosamente baña sus pies”.
Hoy ese concepto de nuestra ciudad se ha perdido, en todos sus aspectos y solamente nos queda el recuerdo de un pasado glorioso que se ha perdido, que muchos añoramos, lamentando por haberse diluido en la bruma del tiempo.
María del Carmen, María Francisca y Manuela Villa y Orbe, al igual que otras prestantes, ilustres, apegadas al interés de la patria, que dieron sus mejores años de sus vidas al sagrado fervor patriótico que han marcado un hito en el devenir de la historia del pueblo dominicano, haciendo resaltar la hidalguía de lo que fue el pueblo vegano. Han sido sepultados en el olvido.Por esa rara característica de los veganos de ser olvidadizo, de no reconocer a sus conciudadanos que han hecho la historia de esta ciudad del Camú.
Con las Hermanas Villa del Orbe, se ha cometido un injusticia, no se le ha dado el sitial que estas heroicas damas se merecen, su patriotismo debe ser resaltado con más vigor, deben ser promovida como el ejemplo de amor a la patria, para una generación que le han negado su conocimiento, son poco los estudiantes que conocen a cabalidad quines fueron esta sensibles mujeres, que supieron interpretar el llamado de la patria, cuando ésta le fue solicitado.
Es de reflexionar sobre el desconocimiento de esta generación sobre las principales figuras de nuestro devenir histórico como también de los acontecimientos que estos produjeron. Si en muchos centros educativos, se le preguntara a los alumnos quienes fueron las Hermanas Villa del Orbe, un porcentaje alto diría que no sabe, han escuchado de ellas pero desconocen su papel, aún peor si se le preguntara los nombres de estas tres prestantes damas de la colectividad vegana, que le tocaron vivir en la mitad del siglo XIX, su repuesta seria no saben como se llamaban.
Por lo que es un deber de las autoridades educativas de este pueblo incentivar el conocimientos de nuestros personajes, por lo cual somos un pueblo, por el que nos llamamos culto, olímpico, con una historia llena de heroísmo y valentía, que hoy han sido sepultada en el olvido a consecuencia de una tran -culturización que han traído vicios, corrupción, ignorancia y una amalgamas de figuras extraña
Después de María Trinidad Sánchez, ningún corazón de mujer dominicana ha comprendido con más fervoroso amor al patriotismo como las nobles señoritas Villa del Orbe. Virtuosas, de fecundisima abnegación y desinterés abrazaron con unión mística ante el altar resplandeciente de la Patria, el llamada que esta le hiera en los más hondo del sentimiento patrio. En los días dolorosos de la amarga esclavitud de la afrentosa dominación haitiana
Las Hermanas Villa del Orbe, constituyeron en la historia social dominicana, un vivo ejemplo de los más altos frutos que puede dar a la patria la mujer, cuando encarnada en la santidad del hogar siente el compromiso de luchar por la libertad ante el llamado de la conciencia ciudadana. Echándose confiadamente en brazos del decoro, la laboriosidad, y la lucha, inspirada en un noble ideal del bien colectivo, con fe, vergüenza, amor y entusiasmo por la liberación de la patria mancillada por el dominio extranjero.
Dedicada a la costura, se distinguían en el arte del bordado, administraban sus bienes situado en el paraje el Tengue, de la ciudad. El hogar de las hermanas, era sitio de reunión en los días amargos de la ocupación haitiana, donde se laboraba por la libertad del pueblo dominicano.
Sus padres; Don Juan Ramón Villa, Regidor, Alférez Real y Alcalde Ordinario de la ciudad de La Vaga, por el año de 1811, y Doña María de la Antigua del Orbe, tuvieron un hermano de nombre Manuel Francisco, nacido por el 1811, Don Juan, falleció el 13 de diciembre de 1843, a los 62 años de edad
Alcides García, en un valioso trabajo histórico “La Concepción de La Vega”, publicado en la Revista “La Opinión” en octubre de 1824, dice “cuando la Trinitaria de Santo Domingo, envió para el Cibao a Juan Evangelista Jiménez, con el Manifiesto Revolucionario, La Vega, abrazó al punto la santa causa y la familia Villa del Orbe escondió a Jiménez, al ser descubierto y perseguido, y en la fiesta del Santo Cerro, donde acudió el dirigente propagandista en cumplimento de su misión; Manuel María Prometa, ofreció que sus hijos sirvieran de cartuchos ( Los Prometas, fueron una distinguida familia, que presto importantes y valiosos servicios a la causa de la Patria, emparentados con las hermanas Villa del Orbe)
El historiador José Grabiel García, dice de de estas meritorias Damas Veganas, resaltándolas por el trabajo suyo a favor de la causas. “al llegar Pedro Ramón Mena, a La Vega, el día 4 de marzo de 1844, lo encontró todo preparado y hasta la bandera hecha por las señoritas Villa del Orbe, (Compendio de Historia Dominicana, tomo II, Pág. 237).
Don Manuel Ubaldo Gómez, dice, “ La Vega, tiene el honor de haber sido la primera que secundo el Grito Restaurador, iniciado en la Línea Noroeste y haber sido la primera población del Cibao que vio flotar el pabellón tricolor Dominicano, en el cielo azul, el 4 de marzo de 1844.”
En el sitio donde hoy esta el edificio del Casino Central, por lo cual se le dio el nombre a la calle de Independencia, por resolución municipal del 3 de enero del 1889 (La Vega y sus Calles de Mario Concepción, Provega, Santo Domingo, 1986, Pág. 39)
Esa Bandera, azul, rojo y cruzada por una franja blanca, recibió por primera vez un jubiloso saludo de gloria y triunfo en el cielo de las viriles regiones cibaeñas.
De un pueblo heroico, valiente, decidido a luchar por desterrar del suelo Quisqueyano, opresor, cruel e inhumano ejercito haitiano. Fue la obra inspiradoras de tres corazones que vibraron al unísono entregando todos los impulsos de su fe generosa al alma ardiente de la Patria. María del Carmen, María Francisca Angustia y Manuela Villa del Orbe.
Sobre el fallecimiento de ella, no hay fecha, solamente se reseña el de María Francisca Angustia, fallecida a los 84 años de edad, por el 1898, (Archivo del Estado Civil, La Vega), no se sabe si fue ella la primera o la última en fallecer (Historia de la concepción de La Vega, de Guido Despradel Batista, imprenta La Palabra, La Vega, 1935, Pág. 258)
Esta ciudad ha concebido mujeres a quienes le ha tocado en su momento juzgar un papel importante en el devenir histórico de nuestro pueblo dominicano desde diferentes posiciones y sus aportes han quedado imperecederos en los anales de la República Dominicana, ejemplo de ellas;
Juana Trinidad (Juana Saltitopa), La Coronela, del 30 de marzo, heroína, nacida en un campo de esta ciudad, Jamo, su existencia no es hija de la fantasía vaporosa de las leyendas sino de hecho real admitido por la historia admitiendo la magnitud del valor de la hazaña realizada por esta valerosa dama Juana Dolores Gómez, eminente educadora, supo encaminar su enseñaza por sendero de libertad, ofrecer los frutos de la cultura a través de dos generaciones. Creció en un ambiente de lucha liberadoras, se dio por entero a la educación de la juventud femenina de su época
Trina Moya de Vásquez, poetiza de una gran sensibilidad humana extraordinaria, amo a su pueblo maternalmente, su mejor demostración lo es su poema “Añoranza”, autora del canto más sublime que se haya compuesta a LAS MADRES, himno a la LAS MADRES, el cual le da la inmortalidad. Casada con el Presidente Horacio Vásquez
Ubaldo Solisusolis4587@gmail.com
Hoy ese concepto de nuestra ciudad se ha perdido, en todos sus aspectos y solamente nos queda el recuerdo de un pasado glorioso que se ha perdido, que muchos añoramos, lamentando por haberse diluido en la bruma del tiempo.
María del Carmen, María Francisca y Manuela Villa y Orbe, al igual que otras prestantes, ilustres, apegadas al interés de la patria, que dieron sus mejores años de sus vidas al sagrado fervor patriótico que han marcado un hito en el devenir de la historia del pueblo dominicano, haciendo resaltar la hidalguía de lo que fue el pueblo vegano. Han sido sepultados en el olvido.Por esa rara característica de los veganos de ser olvidadizo, de no reconocer a sus conciudadanos que han hecho la historia de esta ciudad del Camú.
Con las Hermanas Villa del Orbe, se ha cometido un injusticia, no se le ha dado el sitial que estas heroicas damas se merecen, su patriotismo debe ser resaltado con más vigor, deben ser promovida como el ejemplo de amor a la patria, para una generación que le han negado su conocimiento, son poco los estudiantes que conocen a cabalidad quines fueron esta sensibles mujeres, que supieron interpretar el llamado de la patria, cuando ésta le fue solicitado.
Es de reflexionar sobre el desconocimiento de esta generación sobre las principales figuras de nuestro devenir histórico como también de los acontecimientos que estos produjeron. Si en muchos centros educativos, se le preguntara a los alumnos quienes fueron las Hermanas Villa del Orbe, un porcentaje alto diría que no sabe, han escuchado de ellas pero desconocen su papel, aún peor si se le preguntara los nombres de estas tres prestantes damas de la colectividad vegana, que le tocaron vivir en la mitad del siglo XIX, su repuesta seria no saben como se llamaban.
Por lo que es un deber de las autoridades educativas de este pueblo incentivar el conocimientos de nuestros personajes, por lo cual somos un pueblo, por el que nos llamamos culto, olímpico, con una historia llena de heroísmo y valentía, que hoy han sido sepultada en el olvido a consecuencia de una tran -culturización que han traído vicios, corrupción, ignorancia y una amalgamas de figuras extraña
Después de María Trinidad Sánchez, ningún corazón de mujer dominicana ha comprendido con más fervoroso amor al patriotismo como las nobles señoritas Villa del Orbe. Virtuosas, de fecundisima abnegación y desinterés abrazaron con unión mística ante el altar resplandeciente de la Patria, el llamada que esta le hiera en los más hondo del sentimiento patrio. En los días dolorosos de la amarga esclavitud de la afrentosa dominación haitiana
Las Hermanas Villa del Orbe, constituyeron en la historia social dominicana, un vivo ejemplo de los más altos frutos que puede dar a la patria la mujer, cuando encarnada en la santidad del hogar siente el compromiso de luchar por la libertad ante el llamado de la conciencia ciudadana. Echándose confiadamente en brazos del decoro, la laboriosidad, y la lucha, inspirada en un noble ideal del bien colectivo, con fe, vergüenza, amor y entusiasmo por la liberación de la patria mancillada por el dominio extranjero.
Dedicada a la costura, se distinguían en el arte del bordado, administraban sus bienes situado en el paraje el Tengue, de la ciudad. El hogar de las hermanas, era sitio de reunión en los días amargos de la ocupación haitiana, donde se laboraba por la libertad del pueblo dominicano.
Sus padres; Don Juan Ramón Villa, Regidor, Alférez Real y Alcalde Ordinario de la ciudad de La Vaga, por el año de 1811, y Doña María de la Antigua del Orbe, tuvieron un hermano de nombre Manuel Francisco, nacido por el 1811, Don Juan, falleció el 13 de diciembre de 1843, a los 62 años de edad
Alcides García, en un valioso trabajo histórico “La Concepción de La Vega”, publicado en la Revista “La Opinión” en octubre de 1824, dice “cuando la Trinitaria de Santo Domingo, envió para el Cibao a Juan Evangelista Jiménez, con el Manifiesto Revolucionario, La Vega, abrazó al punto la santa causa y la familia Villa del Orbe escondió a Jiménez, al ser descubierto y perseguido, y en la fiesta del Santo Cerro, donde acudió el dirigente propagandista en cumplimento de su misión; Manuel María Prometa, ofreció que sus hijos sirvieran de cartuchos ( Los Prometas, fueron una distinguida familia, que presto importantes y valiosos servicios a la causa de la Patria, emparentados con las hermanas Villa del Orbe)
El historiador José Grabiel García, dice de de estas meritorias Damas Veganas, resaltándolas por el trabajo suyo a favor de la causas. “al llegar Pedro Ramón Mena, a La Vega, el día 4 de marzo de 1844, lo encontró todo preparado y hasta la bandera hecha por las señoritas Villa del Orbe, (Compendio de Historia Dominicana, tomo II, Pág. 237).
Don Manuel Ubaldo Gómez, dice, “ La Vega, tiene el honor de haber sido la primera que secundo el Grito Restaurador, iniciado en la Línea Noroeste y haber sido la primera población del Cibao que vio flotar el pabellón tricolor Dominicano, en el cielo azul, el 4 de marzo de 1844.”
En el sitio donde hoy esta el edificio del Casino Central, por lo cual se le dio el nombre a la calle de Independencia, por resolución municipal del 3 de enero del 1889 (La Vega y sus Calles de Mario Concepción, Provega, Santo Domingo, 1986, Pág. 39)
Esa Bandera, azul, rojo y cruzada por una franja blanca, recibió por primera vez un jubiloso saludo de gloria y triunfo en el cielo de las viriles regiones cibaeñas.
De un pueblo heroico, valiente, decidido a luchar por desterrar del suelo Quisqueyano, opresor, cruel e inhumano ejercito haitiano. Fue la obra inspiradoras de tres corazones que vibraron al unísono entregando todos los impulsos de su fe generosa al alma ardiente de la Patria. María del Carmen, María Francisca Angustia y Manuela Villa del Orbe.
Sobre el fallecimiento de ella, no hay fecha, solamente se reseña el de María Francisca Angustia, fallecida a los 84 años de edad, por el 1898, (Archivo del Estado Civil, La Vega), no se sabe si fue ella la primera o la última en fallecer (Historia de la concepción de La Vega, de Guido Despradel Batista, imprenta La Palabra, La Vega, 1935, Pág. 258)
Esta ciudad ha concebido mujeres a quienes le ha tocado en su momento juzgar un papel importante en el devenir histórico de nuestro pueblo dominicano desde diferentes posiciones y sus aportes han quedado imperecederos en los anales de la República Dominicana, ejemplo de ellas;
Juana Trinidad (Juana Saltitopa), La Coronela, del 30 de marzo, heroína, nacida en un campo de esta ciudad, Jamo, su existencia no es hija de la fantasía vaporosa de las leyendas sino de hecho real admitido por la historia admitiendo la magnitud del valor de la hazaña realizada por esta valerosa dama Juana Dolores Gómez, eminente educadora, supo encaminar su enseñaza por sendero de libertad, ofrecer los frutos de la cultura a través de dos generaciones. Creció en un ambiente de lucha liberadoras, se dio por entero a la educación de la juventud femenina de su época
Trina Moya de Vásquez, poetiza de una gran sensibilidad humana extraordinaria, amo a su pueblo maternalmente, su mejor demostración lo es su poema “Añoranza”, autora del canto más sublime que se haya compuesta a LAS MADRES, himno a la LAS MADRES, el cual le da la inmortalidad. Casada con el Presidente Horacio Vásquez
Ubaldo Solisusolis4587@gmail.com