Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 24 de septiembre de 2013

Jóvenes recordando panfleteros

El miércoles pasado recibimos como familia una invitación del Colegio Mizori, a que estuviéramos presentes en el Centro de la Cultura de Santiago para la presentación de una obra teatral en el que se escenificaría y llevaría a dramatización, el libro escrito por nuestro padre respecto a los Panfleteros de Santiago, en este caso se pondría en escena la presentación con el título de:”Los Panfleteros de Santiago, Tortura y Desapariciones”.

Fue un gran momento vivido por todos nosotros como hijos y familia de alguien que ligado a ti, que estuviese siendo interpretado por jóvenes escolares y que se tuviera la oportunidad de que ese ser querido estuviese con vida y presente mientras se interpretada y se mencionaba su nombre ante ese hecho de la historia política reciente de nuestro país.

En honor a la verdad comparecimos más con el motivo de la responsabilidad y de acompañar a nuestro padre en tal digno acto que se le hacía su obra y su participación en su vida ante sus compañeros antitrujillistas en la década del cincuenta, pero salimos tan sorprendidos de la participación de los escolares en sus actuaciones y cómo llegó el mensaje a todo el que estuvo presente.

La recreación y actuación de los muchachos en la obra fue fiel al libro escrito, reseñas e investigaciones hechas por mi padre en su texto.

Todo los que estuvimos participando esa noche pudimos palpar el amor revolucionario, la lucha, el clamor, la persecución, el dolor y la dura realidad de la desaparición. Para no ser profesionales de las tablas, estos muchachos pertenecientes al colegio ya mencionado, supieron penetrar en los personajes, tanto de los mozalbetes, pero valientes y aguerridos, panfleteros, como de los esbirros y asesinos del tirano que desde la cárcel de la cuarenta acabaron con la vida de los valientes de Santiago, pero nunca con su espíritu y su legado.

De gran orgullo fue para todos nosotros como familia, el ver escenificada la participación de un ser querido y que su trayectoria se haya mantenido incólume como cuando era apenas un muchacho.

Qué bueno, que todo el que hizo acto de presencia en dicha actividad, pudo salir edificado, aunque no haya leído la obra, identificados con la actuación y proceder de los panfleteros y orgulloso de formar parte de una ciudad como la de Santiago que tantos valores debemos rememorar ante la ausencia que en parte hoy padecemos.

Fue también de mucha satisfacción para todos los presentes, de la gran acogida que tuvo la obra y el mensaje enviado por los actuantes en la obra. Esto nos permitió pensar que no todo está perdido en nuestro país y que cualquier método es una buena manera para inculcar y hacer llegar a las nuevas y actuales generaciones la historia política reciente de nuestro país, como sucedió en esta oportunidad, que se plasmó un libro de forma fiel en una obra de teatro y que hayan sido precisamente muchachos jóvenes de Santiago, evocando y recordando el valor y la decisión de los valientes de la hidalga, nuestros panfleteros de Santiago. Es para siempre decir cada 29 de enero de cada año, que se recuerde a dichos jóvenes, y arengando, que ¡nunca más¡ debe volverse a repetir, ni a permitir, un hecho de esta naturaleza ni un régimen como el que lo fomentó.

 

Lic. Jordi Veras.