Julio Vasquez.

Radio Renacer

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jueves, 10 de enero de 2013

Promesas para honrar los 200 años de Duarte

 


Para mantener una lámpara alumbrando, debemos seguir poniendo aceite en ella.
Madre Teresa de Calcuta

Comenzó el 2013. En este año celebramos el bicentenario del nacimiento del fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte Diez. La fecha exacta es el 26 de enero. No podemos culpar un solo año por los inconvenientes que nos han abrumado pero si es saludable tomar el nuevo como referencia de cambio.

La violencia generalizada, el peor de todos, es un mal que se nos ha echado encima en los últimos años, pero está aún en nuestras manos ratificar y elegir el equilibrio en vez del caos. Pero muchas otras muestras no muy honrosas nos han quitado calidad de vida y parece que en vez de compartir una sociedad, salimos al medio a competir por todo, haciendo la vida miserable para más de uno en el entorno, sobre todo si es en las vías públicas.

La violencia es capaz de destruir y de aislar sociedades, como primer propósito en este tercer año de la segunda década del siglo 21 debemos oír el pedido del Presidente Danilo Medina y renunciar a la violencia. Sería un gran homenaje a Duarte ya que facilitaría los cambios positivos que nuestro Presidente apenas comienza a materializar.

Nos hemos ido acercando a las estadísticas que hacen a Latinoamérica la región más violenta del mundo y donde ocurren más muertes por violencia, eso no quiere decir que vamos a recostarnos de esas estadísticas que hace años estallaron en México, Brasil, El Salvador y otros y no poner nuestro grano de arena individual para dar testimonio de que tenemos fe en el proyecto de Duarte, que es el que nos une y que será el de nuestros nietos y sus descendientes, mirando hacia el futuro con la ambición de hacerlo mejor.

En esta reflexión sobre nuestro compromiso de vida con el patricio debemos domar la ira, dominarla, reducirla o eliminarla ante un interlocutor iracundo. Debemos despojarnos de la desconsideración, debemos ser portadores del equilibrio que funge como preventivo. Debemos de ser discretos y no sabelotodo, no intervenir en asuntos que no nos conciernen.

Aun estando convencidos de que el crimen es el método que proveerá a algunos para sus necesidades hay que reflexionar, los criminales pensarlo mil veces, porque están en el ojo del huracán de una guerra de la cual será muy difícil salir con vida, muchas muestras han ocurrido en los últimos meses. De uno y otros lados, familias dominicanas con luto.

Las razones del momento de disfunción social que experimentamos son múltiples. Las desigualdades sociales, la falta de oportunidades, las malas personas regando de dificultades los territorios del prójimo, las “tiradera” social por las posesiones que simbolizan aspectos insustanciales, el miedo, el rencor, la sensación de que se burlan de nosotros. Pero son harto conocidos casos de superación por esfuerzos, ya académicos, ya laborales.

Si nos refugiamos en un objetivo común, y este es el bicentenario del fundador de la República, resguardados en un gobierno extremadamente responsable, aprenderemos a respetarnos en lo que nos une y dejar pasar, pero sobre todo evitar, los aspectos que nos destruyen.