Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 29 de enero de 2013

No se aprendió de la lección Algo más que mística

He sido seguidor al igual que fanático del equipo cibaeño desde que tengo uso de razón, como dice el eslogan, “desde chiquitico”. Y utilizo el término “seguidor al igual que fanático”, porque al conocer el beisbol porque lo practiqué desde niño hasta el amateur.

Soy de los que van al estadio a analizar los juegos y comentarlos. No me ofusco ante la derrota de mi equipo o el triunfo, de ambas situaciones, soy de los que saco, lo positivo y lo negativo de una circunstancia o jugada. He hecho estas aseveraciones para que se entienda que al hacer el presente escrito, no lo hace un apasionado o alguien que lo mueve la ira, el encono y el momento.

Desde que se comenzaron a dar los descalabros del equipo mamey desde hace unos años atrás, no lo digo por las derrotas o que no hemos ganados campeonatos, sino la forma en que se ha estado perdiendo fruto de que se ha querido dar la idea que con la mística, el apoyo de los fanáticos y la vergüenza sería suficiente para obtener el triunfo y se ha perdido de visto, varios elementos, la voluntad de una parte de la directiva que son quienes deciden el respaldo económico vaya dirigido a crear o tener un equipo, no solamente para una temporada, sino pensando en crear las bases dentro del mismo; y el otro elemento, es que las estrategias no se han estado dando, entiéndase, las relación directa de una o varias personas con los diversos equipos del área del Caribe y del beisbol de Grandes Ligas. Asimismo, que esa o esas personas, puedan darle seguimiento a los movimientos que va necesitando el equipo en determinada situación o circunstancia

En la actual campaña, no asimilamos los errores del pasado, porque si bien es cierto que ganamos la regular y el round robin, en esos intervalos, el equipo fue perdiendo una serie de peloteros criollos o extranjeros, pero que no fueron siendo sustituidos o suplidas esas ausencias en el momento adecuado, a pesar de que hasta para el menos consciente, se sabía que el equipo inicial no iba a poder enfrentar los demás equipos o en una final contra el principal contendor como realmente sucedió.

Si de esto se daba cuenta desde un fanático hasta un conocedor, no debía ser ignorado para quienes al interior del equipo están supuesto a ser los movimientos, sin embargo, al parecer, resultaba más barato y económico dejar pasar por ejemplo, los drafts o escogencias de; Venezuela, México y Puerto Rico y quedarse con los mismos refuerzos y no inyectar sangre nueva, tal como lo hizo el equipo rojo en cada etapa que requirió de inyección.

Cuántas veces se vio el Escogido por descartarse y siempre aparecía el movimiento adecuado para hacer reaccionar el equipo. Se curaban a tiempo de salud y con esto se veía como sus directivos cumplían las exigencias y los requerimientos obligatorios que mandaba el momento, ya fuere comprando jugadores o contratándolos. No bastaba solamente con las aspiraciones y las estrategias, sino que debía ser respaldada de la voluntad económica.

En Moisés Alou, no sólo se ve una persona dispuesta y con el conocimiento y las relaciones necesarias con los equipos del área y de Grandes Ligas. Con las mismas condiciones que tienen nuestro respetado y querido Winston Chilote Llenas, con la diferencia que nuestro número tres, no es quien dispone a nivel económico lo que debe hacerse y no tiene ese respaldo de cartera como la tiene el Gerente rojo ya mencionado.

El equipo del Escogido, se puede decir que tenía tres equipos, uno jugando y dos en el banco. O usted cree que la primera base que terminó jugando fue Mauro Gámez a la defensiva, no, fue Cantún. Usted cree que el tercera base que inició fue Fernando Tatis, no, lo fue Pedro Féliz y hasta Aybar. Usted cree que el campocorto de la regular lo fue Ramón Santiago, no, lo fue Florimón. Así usted toma cada espacio importante de la línea central, center y receptor, y había un sustituto preparado para ello, sin embargo, en el caso nuestro, era con el pecho y la vergüenza y con eso solamente no se puede, debe haber ese respaldo de la parte de la Directiva, que sí “dispone”, cosa que nunca se vio ni se notó y si se hizo, fue tímida, y los resultados están ahí.

En esta temporada hubieron puntos luminosos en nuestro equipo, la entrega de Tejada y la presencia de Manny Ramírez. Los resultados de jóvenes talentos, como: Inoa y Lagares. Ahora bien, ¿qué ha pasado o qué pasó con muchas figuras de Grandes Ligas de nuestro equipo que no se acercaron o no se motivaron a jugar este año y que se había dicho que jugarían? Como los casos de Encarnación, Furcal, el antiguo “Carmona”, Melky Cabrera, para mencionar uno que otro. Es posible que me señalaran los compromisos de siempre, pero en esa tesitura no estaban los del Escogido. O recordemos a un Miguel Tejada, habiendo sido jugador Más Valioso en el mejor beisbol, vistiendo la franela de Oakland.

Esto escribí el 4 de diciembre del año 2011, en un artículo con el título “No se compadece”; y expresé en esa oportunidad lo siguiente:. “No se trata de ganar todo el tiempo, sino de hacer un papel decoroso y acorde con la vergüenza cibaeña y de la fanaticada más fiel y alegre que tiene el beisbol, el aguilucho”. “La pelota es un juego de resultados y de conjunto”. “No perdamos la mística y mucho menos el orgullo cibaeño, en lo que antes fue el Valle de la Muerte para otros equipos”.

Por lo visto, no hemos aprendido de las lecciones o experiencias pasadas recientes. Y si queremos ganar campeonatos debemos asimilar las derrotas y aprender del contrario, no alimentarlo.

No es justo tampoco, querer buscar la culpa en el Presidente y Gerente General del equipo, Winston Llenas Dávila, porque si existe un preocupado y lo ha demostrado con hechos de esa novena, lo es el Chilote. Ahora bien, él no dispone, sugiere y establece, pero no tiene la última palabra.

Desde la directiva aguilucha, aquellos que tienen la llave para respaldar el entusiasmo y respeto a los fanáticos, así como la entrega decidida de un Chilote Llenas que sufre como el que más este tipo de derrotas, decidan preocuparse por otras cosas, al margen del comercio publicitario.

Lic. Jordi Veras.