Julio Vasquez.

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miércoles, 23 de enero de 2013

Regino Martínez: Un sacerdote que predica con el ejemplo

 Regino Martínez: Un sacerdote que predica con el ejemplo

Dentro de poco tiempo, en este mismo 2013, Regino Martínez Bretón cumplirá  70 años de edad aunque, honestamente, aparenta mucho más joven. Su aspecto físico, con todas y las condiciones adversas de la frontera, es para calcularle -a simple vista- entre 58 y 60 años, más o menos.
   
Sin embargo verá llegar sus 70 años  de vida, y de ese tiempo, 39 - es decir más de la mitad- lo ha pasado en esta conflictiva zona  luchando en favor de los campesinos, de los desheredados de la fortuna, de aquell@s que no tienen voz, por el respeto de la condición humana de l@s inmigrantes haitian@s y sembrando la fe, la esperanza y el optimismo entre los habitantes de la región.
   
Estos casi 40 años de su llegada  la frontera, específicamente a esta provincia de Dajabón, no han sido nada fáciles para este cura jesuita el cual -aun en estos tiempos- todavía se desplaza por las calles locales en una vieja motocicleta y  prefiere vivir en una casita destartalada alejado de las comodidades, a las que tiene alcance y derecho como uno de los principales representantes de la Iglesia Católica en esta zona del país.
   
El Padre Rey, como le llaman su grey y otros cercanos, no pasa -sin embargo-  factura por lo que ha hecho  y ni siquiera reclama reconocimiento a su trabajo, pues esto para él no es más  que “la satisfacción del deber cumplido”. Para nada toma en cuenta, tampoco, las decenas de veces que su existencia ha estado en amenazada   por parte de grupos que no toleran que siga el camino de  Jesucristo -su único líder y guía- al predicar con el ejemplo.
   
Con su sencillez y humildad que lo han caracterizado desde siempre, Regino dice que el poder haber vivido “cerca de la gente” - agregaríamos, de la gente pobre- ha sido una de sus mayores satisfacciones durante el tiempo que lleva en la frontera.
  
 Se siente complacido de haber podido brindar un apoyo continúo a las organizaciones campesinas, de mujeres y de  emigrantes. No reclama principalía ni mucho menos busca protagonismo ya que, asegura, ha sido un trabajo en equipo tanto a nivel eclesial, con sus compañer@s y religios@s, y con los dirigentes campesinos y dirigentas de los centros de madres.

“Las luchas que surgen, agrega a continuación, son propias de los procesos organizativos del crecimiento de las organizaciones”. Estas luchas se han centrado en reclamar reivindicaciones, como el derecho a la tierra, a los servicios básicos y por el respeto a los derechos de las personas.
   
Martínez Bretón es de parecer que cuando se trabaja de manera sistemática y organizada “aparecen causas justas que nosotros tenemos que enfrentar para despertar la insensibilidad de las autoridades, para anular el clientelismo político y para hacer una llamada de atención al pueblo”.
   
Aquí surge la palabra solidaridad la cual, para el Padre Rey, "es como  una ola que cada vez mas se va agigantando hasta que rompe con la insensibilidad de las autoridades y otros sectores que muchas veces no quieren escuchar, ni entender la razón y la justicia”.

SANCHE: ME HIZO NACER
   
La lucha mantenida junto a los campesinos reclamando unos terrenos estatales, que poderosos querían apropiarse, marcó al Padre Rey. Permaneció, junto a las familias campesinas, once meses ocupando los predios en medio de fuertes presiones y amenazas.
 
  “Ha sido la mayor prueba que he enfrentado desde mi llegada a la frontera hace 39 años”, razona Regino tras proclamar que durante esta experiencia “ nací a una nueva vida”. En El Manguito, el padre también vivió con una familia pobre, enfrentando sus propias dificultades.
   
Sanché, sin embargo,  fue importante  porque fue como una semilla que se sembró, ya que se hizo un cuestionamiento al sistema de tenencia de tierra, que es un sistema injusto porque impide a los campesinos que la necesitan poder trabajarla para su sustento y el de su familia.
  
 “ Aquí fue el inicio de sembrarme en el mundo de los pobres pues en Sanché me hice campesino,  vivía de la agricultura y también era sacerdote, un sacerdote-agricultor”, recuerda este cura jesuita el cual, patológicamente, proviene de una familia de clase     acomodada nativa de San José, una comunidad campesina perteneciente al Distrito Municipal de La Reina, provincia Espaillat.
   
Y aclara que, en esos momentos, no solo fue sacerdote ni campesino “de opción” sino que fue real ya que también participaba junto a los demás trabajando la tierra y viviendo de eso, mientras que no descuidaba el ministerio pastoral.
   
Otra batalla que ha librado en la frontera este Quijote moderno fue cuando en el 2002 el gobierno de Hipólito Mejía se prohibió la importación de tejidos usados. Una semana frente a la Aduanas local permaneció el cura junto “a las pepecer@s” -mujeres y hombres que se dedican a la venta de estas mercancías- para reclamar que se levantara la sanción.

NO TIENE MIEDO

Por estas luchas que ha encabezado el Padre Rey ha  puesto su vida en peligro ya que ha recibido múltiples amenazas, por distintas vías, de sectores recalcitrantes y poderosos que no resisten que un sacerdote se alinee a los pobres para defender sus derechos.
   
“Pero yo me llevo de decir, que perro que ladra, no muerde”, responde  a esto para dejar sentado que no hace nada contra de nadie específicamente "sino que esta a favor de los derechos y los servicios que les corresponden a los empobrecidos".
   
Y remacha con estas palabras textuales: “Si esto causa ronchas a alguien, bueno, eso no es problema mio”, y tajantemente proclama “que tampoco tiene miedo y que nadie lo apartará del sagrado y solemne compromiso de seguir luchando en favor de los necesitados”.

LE GUARDAN RESPETO
  
 Mientras hay sectores que tratan de torpedearlo y hacerle el trabajo y la vida imposible, los cuales nunca el padre mencionó por sus nombres “porque a palabras necias, oídos sordos”, por el otro lado hay quienes reconocen y respetan su labor y defienden su accionar.
   
Martínez Bretón dice que tiene el respeto de las autoridades, tanto civiles como militares, y que por el otro lado, están aquellos viejitos y otras personas que, sin conocerlo personalmente, salen a su encuentro para alentarlo a que continúe así “porque está imitando a Jesucristo en la tierra”.

NO VIOLO NINGUNA LEY
   
Con relación al último incidente en la frontera, cuando permaneció por 72 horas sobre el paso fronterizo junto a decenas de inmigrantes, Regino defiende su actuación y asegura que con eso “no violaba ninguna ley ni mucho menos la Constitución de la República”, como les endilgaron algunos.
   
“Solo estaba reclamando  respeto para un acuerdo que se hizo con las autoridades de Migración. No creo que eso fuera un pecado”,  proclamó este sacerdote hablando con seguridad y transparencia. “Si otras personas lo vieron así, allá ellas”.
   
El problema va camino a la solución -por la vía diplomática- ya que la Cancillería dominicana se comprometió a aportar 1080 visas mientras que el gobierno haitiano daría 800 actas de nacimiento y pasaportes. El proceso, dice, se ha ido cumpliendo satisfactoriamente.
   
“Yo lo que busco es la regularización, yo lo que quiero en nombre de Solidaridad Fronteriza, es la legalidad. Lo importante, después de todo esto, es que los gobiernos, tanto el de Puerto Príncipe como el dominicano, han volcado sus ojos hacia la frontera y se han hecho sensible, y han venido  a la zona a resolver un problema, que es centenario”.
   
A los sectores que lo critican, solo pide “que Dios los perdone” ya que nada tiene en su contra. A ellos le falta un poco de visión con relación a los problemas que se debaten en la frontera "y particularmente en esta localidad que tiene en el alero a los hermanos haitianos".

A GUAYUBIN
   
El Padre Rey confirmó, por otro lado, que ciertamente está  programado para irse a vivir a la comunidad de Ranchadero, Guayubin, próximamente, pero que eso nada tiene que ver con este incidente “sino que hace tiempo lo había solicitado a sus superiores”.
   
Su alejamiento de esta localidad, que divide frontera con Haití, no lo alejara de la lucha. Por el contrario, según su opinión, esto profundiza más la opción sacerdotal “que es una opción de fe, personal y para servir".

Este sacerdote de mil batallas concluye la entrevista con esta reflexión a propósito de su próxima partida a Guayubín:                

Mientras uno más cerca esta del necesitado, mejor puede servir, y  lo que estoy buscando es esa cercanía para apoyar a los inmigrantes y campesinos en lo que más lo que conviene, que es fortalecer su organización y ofrecer protección y apoyo a las comunidades receptoras para que sepan defenderse mejor y organizadamente”.
   
Al final, para el Padre Rey, estas estrofas de un tema de Silvio Rodriguez las cuales les caen “como anillo al dedo” a este servidor de Cristo en la tierra.....
   
No hacen falta alas
para hacer un sueño
basta con las manos
basta con el pecho
basta con las piernas
y con el empeño.
No hacen falta alas
para ser más bello
basta el buen sentido
del amor inmenso
no hacen falta alas
para alzar el vuelo.....