Dentro de poco tiempo, en este mismo 2013, Regino Martínez Bretón
cumplirá 70 años de edad aunque, honestamente, aparenta mucho más
joven. Su aspecto físico, con todas y las condiciones adversas de la
frontera, es para calcularle -a simple vista- entre 58 y 60 años, más o
menos.
Sin embargo verá llegar sus 70 años de vida, y de ese
tiempo, 39 - es decir más de la mitad- lo ha pasado en esta conflictiva
zona luchando en favor de los campesinos, de los desheredados de la
fortuna, de aquell@s que no tienen voz, por el respeto de la condición
humana de l@s inmigrantes haitian@s y sembrando la fe, la esperanza y el
optimismo entre los habitantes de la región.
Estos casi 40
años de su llegada la frontera, específicamente a esta provincia de
Dajabón, no han sido nada fáciles para este cura jesuita el cual -aun en
estos tiempos- todavía se desplaza por las calles locales en una vieja
motocicleta y prefiere vivir en una casita destartalada alejado de las
comodidades, a las que tiene alcance y derecho como uno de los
principales representantes de la Iglesia Católica en esta zona del país.
El
Padre Rey, como le llaman su grey y otros cercanos, no pasa -sin
embargo- factura por lo que ha hecho y ni siquiera reclama
reconocimiento a su trabajo, pues esto para él no es más que “la
satisfacción del deber cumplido”. Para nada toma en cuenta, tampoco, las
decenas de veces que su existencia ha estado en amenazada por parte
de grupos que no toleran que siga el camino de Jesucristo -su único
líder y guía- al predicar con el ejemplo.
Con su sencillez y
humildad que lo han caracterizado desde siempre, Regino dice que el
poder haber vivido “cerca de la gente” - agregaríamos, de la gente
pobre- ha sido una de sus mayores satisfacciones durante el tiempo que
lleva en la frontera.
Se siente complacido de haber podido
brindar un apoyo continúo a las organizaciones campesinas, de mujeres y
de emigrantes. No reclama principalía ni mucho menos busca protagonismo
ya que, asegura, ha sido un trabajo en equipo tanto a nivel eclesial,
con sus compañer@s y religios@s, y con los dirigentes campesinos y
dirigentas de los centros de madres.
“Las luchas que surgen,
agrega a continuación, son propias de los procesos organizativos del
crecimiento de las organizaciones”. Estas luchas se han centrado en
reclamar reivindicaciones, como el derecho a la tierra, a los servicios
básicos y por el respeto a los derechos de las personas.
Martínez
Bretón es de parecer que cuando se trabaja de manera sistemática y
organizada “aparecen causas justas que nosotros tenemos que enfrentar
para despertar la insensibilidad de las autoridades, para anular el
clientelismo político y para hacer una llamada de atención al pueblo”.
Aquí
surge la palabra solidaridad la cual, para el Padre Rey, "es como una
ola que cada vez mas se va agigantando hasta que rompe con la
insensibilidad de las autoridades y otros sectores que muchas veces no
quieren escuchar, ni entender la razón y la justicia”.
SANCHE: ME HIZO NACER
La
lucha mantenida junto a los campesinos reclamando unos terrenos
estatales, que poderosos querían apropiarse, marcó al Padre Rey.
Permaneció, junto a las familias campesinas, once meses ocupando los
predios en medio de fuertes presiones y amenazas.
“Ha sido la
mayor prueba que he enfrentado desde mi llegada a la frontera hace 39
años”, razona Regino tras proclamar que durante esta experiencia “ nací a
una nueva vida”. En El Manguito, el padre también vivió con una familia
pobre, enfrentando sus propias dificultades.
Sanché, sin
embargo, fue importante porque fue como una semilla que se sembró, ya
que se hizo un cuestionamiento al sistema de tenencia de tierra, que es
un sistema injusto porque impide a los campesinos que la necesitan poder
trabajarla para su sustento y el de su familia.
“ Aquí fue
el inicio de sembrarme en el mundo de los pobres pues en Sanché me hice
campesino, vivía de la agricultura y también era sacerdote, un
sacerdote-agricultor”, recuerda este cura jesuita el cual,
patológicamente, proviene de una familia de clase acomodada nativa
de San José, una comunidad campesina perteneciente al Distrito Municipal
de La Reina, provincia Espaillat.
Y aclara que, en esos
momentos, no solo fue sacerdote ni campesino “de opción” sino que fue
real ya que también participaba junto a los demás trabajando la tierra y
viviendo de eso, mientras que no descuidaba el ministerio pastoral.
Otra
batalla que ha librado en la frontera este Quijote moderno fue cuando
en el 2002 el gobierno de Hipólito Mejía se prohibió la importación de
tejidos usados. Una semana frente a la Aduanas local permaneció el cura
junto “a las pepecer@s” -mujeres y hombres que se dedican a la venta de
estas mercancías- para reclamar que se levantara la sanción.
NO TIENE MIEDO
Por
estas luchas que ha encabezado el Padre Rey ha puesto su vida en
peligro ya que ha recibido múltiples amenazas, por distintas vías, de
sectores recalcitrantes y poderosos que no resisten que un sacerdote se
alinee a los pobres para defender sus derechos.
“Pero yo me
llevo de decir, que perro que ladra, no muerde”, responde a esto para
dejar sentado que no hace nada contra de nadie específicamente "sino que
esta a favor de los derechos y los servicios que les corresponden a los
empobrecidos".
Y remacha con estas palabras textuales: “Si
esto causa ronchas a alguien, bueno, eso no es problema mio”, y
tajantemente proclama “que tampoco tiene miedo y que nadie lo apartará
del sagrado y solemne compromiso de seguir luchando en favor de los
necesitados”.
LE GUARDAN RESPETO
Mientras
hay sectores que tratan de torpedearlo y hacerle el trabajo y la vida
imposible, los cuales nunca el padre mencionó por sus nombres “porque a
palabras necias, oídos sordos”, por el otro lado hay quienes reconocen y
respetan su labor y defienden su accionar.
Martínez Bretón
dice que tiene el respeto de las autoridades, tanto civiles como
militares, y que por el otro lado, están aquellos viejitos y otras
personas que, sin conocerlo personalmente, salen a su encuentro para
alentarlo a que continúe así “porque está imitando a Jesucristo en la
tierra”.
NO VIOLO NINGUNA LEY
Con
relación al último incidente en la frontera, cuando permaneció por 72
horas sobre el paso fronterizo junto a decenas de inmigrantes, Regino
defiende su actuación y asegura que con eso “no violaba ninguna ley ni
mucho menos la Constitución de la República”, como les endilgaron
algunos.
“Solo estaba reclamando respeto para un acuerdo que
se hizo con las autoridades de Migración. No creo que eso fuera un
pecado”, proclamó este sacerdote hablando con seguridad y
transparencia. “Si otras personas lo vieron así, allá ellas”.
El
problema va camino a la solución -por la vía diplomática- ya que la
Cancillería dominicana se comprometió a aportar 1080 visas mientras que
el gobierno haitiano daría 800 actas de nacimiento y pasaportes. El
proceso, dice, se ha ido cumpliendo satisfactoriamente.
“Yo
lo que busco es la regularización, yo lo que quiero en nombre de
Solidaridad Fronteriza, es la legalidad. Lo importante, después de todo
esto, es que los gobiernos, tanto el de Puerto Príncipe como el
dominicano, han volcado sus ojos hacia la frontera y se han hecho
sensible, y han venido a la zona a resolver un problema, que es
centenario”.
A los sectores que lo critican, solo pide “que
Dios los perdone” ya que nada tiene en su contra. A ellos le falta un
poco de visión con relación a los problemas que se debaten en la
frontera "y particularmente en esta localidad que tiene en el alero a
los hermanos haitianos".
A GUAYUBIN
El
Padre Rey confirmó, por otro lado, que ciertamente está programado
para irse a vivir a la comunidad de Ranchadero, Guayubin, próximamente,
pero que eso nada tiene que ver con este incidente “sino que hace tiempo
lo había solicitado a sus superiores”.
Su alejamiento de
esta localidad, que divide frontera con Haití, no lo alejara de la
lucha. Por el contrario, según su opinión, esto profundiza más la opción
sacerdotal “que es una opción de fe, personal y para servir".
Este
sacerdote de mil batallas concluye la entrevista con esta reflexión a
propósito de su próxima partida a Guayubín:
Mientras
uno más cerca esta del necesitado, mejor puede servir, y lo que estoy
buscando es esa cercanía para apoyar a los inmigrantes y campesinos en
lo que más lo que conviene, que es fortalecer su organización y ofrecer
protección y apoyo a las comunidades receptoras para que sepan
defenderse mejor y organizadamente”.
Al final, para el Padre
Rey, estas estrofas de un tema de Silvio Rodriguez las cuales les caen
“como anillo al dedo” a este servidor de Cristo en la tierra.....
No hacen falta alas
para hacer un sueño
basta con las manos
basta con el pecho
basta con las piernas
y con el empeño.
No hacen falta alas
para ser más bello
basta el buen sentido
del amor inmenso
no hacen falta alas
para alzar el vuelo.....
miércoles, 23 de enero de 2013
Regino Martínez: Un sacerdote que predica con el ejemplo
9:15 a. m.
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