Julio Vasquez.

Radio Renacer

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viernes, 16 de mayo de 2014

Periodistas de La Vega venden su cerebro por una mota.



Esta cita corresponde al libro ‘Ilusiones Perdidas’ escrita por Honorato de Balzac entre 1835 y 1843. En él retrata el ejercicio del periodismo Francés de la época, caracterizado por el mercantilismo: información que se vende. Las críticas eran pagadas a los “genios” de la pluma para que hablaran bien de ciertos personajes de la sociedad Francesa, principalmente actores y actrices.
Quienes se llamaban periodistas, en realidad fungían de mercaderes de la información: subían o bajaban a los personajes según el monto de la paga.

En esta época, los periodistas entre comillas y los programeros hacen de los medios de comunicación lugares miserables y a los que venden su intelecto al mejor postor,seres despreciables.
Hoy en dia , entrar en uno de esos prostíbulos del pensamiento, mal llamados medios de comunicación, algunos seudoperiodistas depositan en ellos los más hermosos ideales, y a los cuatro días, uno puede comprobar de manera súbita que tienen seco el cerebro, corrompida el alma, y que realizan de la forma más natural las más bajas acciones, similares a lo que supone en la guerra, un saqueo, violaciones a mujeres indefensas, asesinatos de niños, dejar desnudos los cadáveres pues la talla del difunto es la propia.La imaginación se queda corta cuando se está hablando de este tipo de mercenarios capases de cualquier cosa, pues el interés particular por resolver sus problemas es mayor que el de las personas que les siguen, pues venden la imagen de protectores cuando en realidad son verdugos al servicio de la maldad, pero si no quieres que se sepa algo es mejor que no lo hagas, debido a que ningún secreto entre tres es realmente un secreto.
Cuando haya evaporado el caudal de corruptos que son los que llenan los espacios de demanda de los medios para lograr hacer lo que les venga en gana con el dinero que administran, entonces no habrá quien pueda pagar el alto costo de publicidad que pretenden hacer creer que están haciendo, pues solamente de un dinero ajeno se puede ser tan generoso, sigan sirviendo todo su talento en provecho de los políticos que hoy ostentan puestos importantes en el tren gubernamental, pues ustedes al igual que ellos no son más que comerciantes de veneno que dejan morir tranquilamente de hambre al que tiene sed, y de sed si tiene hambre”.
A la luz de lo que se ha dicho del periodismo, ya no es “el mejor oficio del mundo pero mucho menos el defensor de la democracia, queda la sensación que el periodismo de hoy es el mismo, de Francia de 1835 al 1843.

Por Guillermo Concepcion