"Son 118 familiares y 4 agentes penitenciarios rehenes. El motín es sólo en un pabellón del penal. Todo está tranquilo por ahora y las negociaciones se retomarán temprano durante la jornada", dijo Sandra Melo, portavoz de la administración del penal Advogado Jacinto Filho, ubicado en la ciudad de Aracaju en el estado brasileño de Sergipe (noreste).
Los hechos ocurren a 26 días del inicio de la Copa del Mundo y en medio de una lluvia de protestas por reivindicaciones salariales y oposición a los altos costos que demanda el Mundial (12 de junio al 13 de julio), aunque Sergipe no recibe a ningún partido del torneo.
Según Melo, el motivo del motín aún no ha quedado claro, pero se presume que los presos sentenciados reclaman un traslado de penal.
El recinto alberga a un total de 476 reos y no se ha denunciado hacinamiento. El motín se produjo en un pabellón con 123 prisioneros.
Imágenes de la cadena TV Globo muestran a un grupo de presos, con uniforme azul, acercándose a conversar con los negociadores.
"La policía ya se instaló en el penal", aseguró Melo, quien representa a Reviver, la empresa privada que coadministra el penal junto con el estado de Sergipe. La prensa informó que los prisioneros también exigen flexibilidad en las visitas y una mejora en el trato.
Según información de prensa, el motín ocurrió al final del ingreso de las visitas y una acción rápida de los agentes habría impedido que se extendiera a los otros tres pabellones del recinto.
Durante el forcejeo, los presos mataron a uno de los perros que los agentes penitenciarios usan para las requisas, detalló el portal de noticias G1.
"No creemos que los detenidos vayan a lastimar a sus propios familiares. Ahora, los agentes penitenciarios sí son rehenes porque están siendo amenazados allí adentro", explicó. De acuerdo con el comandante, es probable que algunos familiares incluso puedan estar allí para proteger a los presos.
A finales de abril seis presos murieron y otros siete resultaron heridos durante un motín en una cárcel del estado brasileño de Bahía.
En Brasil hay actualmente 548.000 presos y hacen falta 207.000 plazas suplementarias para evitar el hacinamiento, según la ONG de derechos humanos Conectas, que trabaja en el tema carcelario.