Cuando uno ve el tiempo transcurrir si lo visualiza en torno del día a día no se da mucha cuenta a menos que comiences a pensar de manera retrospectiva todo lo que transcurre en un plazo de cuatro años o lo que es lo mismo decir: cuarenta y ocho meses, o lo que fuera lo mismo expresar: mil cuatrocientos sesenta días. Ese tiempo es lo que transcurrido, desde mi atentado aquel fatídico día 2 de junio del año dos mil diez, fecha en que volví a la vida de forma milagrosa, gracias al Todopoderoso y a mi ángel de la guarda, mi madre.
En esos cuatros años que serán cumplidos el próximo lunes 2 de junio del año en curso, 2014, en principio fue sobrevivir de dos disparos en la cabeza, uno que atravesó la cara y me quitó la visión del ojo derecho, que al final de todo, el año pasado, tuve que someterme a una operación para extirpármelo, por los dolores constantes que debía soportar con mantenerlo conmigo. El otro disparo que atravesó el cuello y se alojó sin salida, evitando el desangrado y posterior muerte.
Estos disparos también me crearon el problema de la mandíbula que me impidió abrir la misma por espacio de seis meses, en los que tuve que alimentarme por sorbete y de manera líquida. En ese tiempo también rebajé de peso unas veinte a veinticinco libras. Asimismo, uno de los disparos, el del cuello, me provocó problemas que serán permanentes en el hombro izquierdo y lesionó la tercera vertebra anterior de la columna, creándome el problema en mi cuello y que aún hoy tengan problemas para dormir en cierta posición, hasta para leer.
Los problemas físicos que causaron los disparos de mi atentado, del cual el lunes próximo se cumplen, cuarenta y ocho meses, provocaron operaciones en mi cara para su reconstrucción y para adecuar en algo, lo que de forma irreversible no tiene vuelta atrás. Hube de salir, desde la misma semana del atentado hasta el año pasado, unas doce ocasiones para asuntos estrictamente médicos y en una ocasión, en noviembre del dos mil diez, por el intento en dos ocasiones de concretizar el asesinato.
Ya en lo que respecta a la parte del proceso mismo, iniciando luego del apresamiento de los imputados a partir del mes de noviembre del 2010, se comenzaron a conocer las medidas de coerción. Ya en audiencia Preliminar por incidencia de los imputados provocando reenvíos de todo tipo, se tuvieron que llevar a cabo, catorce audiencias en un espacio de diez meses. Es así que en enero del año 2013, se inicia el juicio de fondo, pero no sería hasta el 14 de mayo del 2014, o sea, un año y cinco meses, y diecisiete envíos, para que se pudiera nuevamente comenzar el fondo del proceso. Esto grosso modo y en síntesis es lo que ha sucedido en el proceso.
En estos cuatro años que han de cumplirse el próximo lunes 2 de junio del año en curso, 2014, junto a mi familia, hemos tenido que soportar todo tipo de cosas, buscando o hacernos caer en la desesperación y en la desesperanza, en ninguna de éstas, hemos caído ni vamos a caer. No le haremos al juego a los imputados que han utilizando todas las herramientas, legales y no, para desmeritar el Sistema Judicial y el proceso mismo que nos ocupa. Ahora nada de eso, y muy a pesar de encontrar deslealtades en el camino de este tortuoso proceso legal, como lo he narrado, en el que se ha visto la participación de abogados y defensores, alegando las mas ridículas y absurdas posiciones tan solo para buscar y provocar el reenvío de lugar; no hemos claudicado, ni asumiremos, como familia rendirnos, porque es una cuestión de compromiso con lo mejor de este pueblo que hoy más que nunca requiere de ejemplos frente al fenómeno de la delincuencia y el crimen organizado, principalmente, en la modalidad de sicariato.
A pesar de que en estos cuatro años, o lo que es lo mismo, cuarenta y ocho meses, a cumplirse el próximo lunes, mi familia y quien escribe, hemos caminado y enfrentado muchas calamidades y períodos difíciles, no hemos renunciado y estamos de pie. Asimismo, con la ayuda de Dios, soy un sobreviviente y agradecido de la misericordia del Altísimo, por ese milagro que hizo en mí, porque de haber sido por mis ejecutores y sus planes y los disparos que fueron mortales por necesidad, no estuviera narrando todo cuanto he explicado más arriba.
En estos cuarenta y ocho meses a cumplirse la próxima semana, si bien tenemos lesiones permanentes; si bien este hecho del 2 de junio del 2010, de la tentativa de asesinato cambió nuestras vidas, como familia; si bien hemos visto la peor cara de la maldad y de los peores sentimientos en seres humanos y no solamente de los imputados; puedo decir, al igual que mi familia, que hemos podido levantarnos y permanecer con fortaleza y perseverancia, gracias al amor de Dios, traducida en la solidaridad que nos han entregado con: abrazos, escritos, llamadas, oraciones, redes sociales, seres queridos, amigos, compañeros, colegas y los medios de comunicación objetivos y honestos. Esto último no tiene precio, pero si un valor considerable en el ánimo para continuar adelante, sin mirar atrás.
En estos cuatro años, a cumplirse este 2 de junio próximo, tal como lo expresé en una oportunidad, hemos sabido ser, como familia, libres del odio y la venganza; libres del sicariato moral, que intentó socavar las fuerzas confundiendo la opinión pública con difamaciones de todo tipo. La verdad se ha impuesto, hemos podido ser libres a través de ella, y pretendemos seguir con ayuda de Dios, que siga manando la misma, a través de la justicia.
Lic. Jordi Veras.
lunes, 26 de mayo de 2014
A cuatro años de mi atentado
8:15 p. m.
opinion