Tres décadas atrás, Fremio López y Claudine Chevalier estudiaron en el mismo
colegio, aunque en cursos diferentes. En aquel tiempo, cuando coincidían en
alguna fiesta la atracción de él hacia ella era evidente, pues no le quitaba los
ojos de encima. Pasaron los días y llegaron los años, ambos hicieron sus vidas
por separado: Fremio en Nueva York y Claudine en Santo Domingo.
Un amigo común, 21 años después, comenta a Fremio que Claudine iría a la llamada Ciudad que Nunca Duerme, despertando en él el interés dormido. De inmediato la busca en las redes sociales y le escribe, reanudan los lazos de amistad y finalmente vuelven a verse en marzo del 2013 en Santo Domingo, cuando él retorna al país.
A partir de aquel emocionante reencuentro, la atracción fue mutua, diariamente se reunían. Ni un solo día López desaprovechó para cortejarla, utilizó elementos tradicionales: flores y hermosas canciones de cantautores desconocidos para ella, hasta asegurarse de que el escenario estuviera preparado para un sí, que fue dado en noviembre del mismo año, luego de haber coordinado con el artista preferido de ella: Andrés Cepeda, para que cantara la canción favorita de ambos durante un concierto que ofreció en el hotel Jaragua. Mientras la cantaba Fremio se arrodilló y le pidió matrimonio. La respuesta se evidenció este año cuando ambos juraron amarse y respetarse para toda la vida.
Un amigo común, 21 años después, comenta a Fremio que Claudine iría a la llamada Ciudad que Nunca Duerme, despertando en él el interés dormido. De inmediato la busca en las redes sociales y le escribe, reanudan los lazos de amistad y finalmente vuelven a verse en marzo del 2013 en Santo Domingo, cuando él retorna al país.
A partir de aquel emocionante reencuentro, la atracción fue mutua, diariamente se reunían. Ni un solo día López desaprovechó para cortejarla, utilizó elementos tradicionales: flores y hermosas canciones de cantautores desconocidos para ella, hasta asegurarse de que el escenario estuviera preparado para un sí, que fue dado en noviembre del mismo año, luego de haber coordinado con el artista preferido de ella: Andrés Cepeda, para que cantara la canción favorita de ambos durante un concierto que ofreció en el hotel Jaragua. Mientras la cantaba Fremio se arrodilló y le pidió matrimonio. La respuesta se evidenció este año cuando ambos juraron amarse y respetarse para toda la vida.