LOS SIGUIENTES PASOS.-Ahora que está concluyendo el Registro de Hallazgo de Extranjeros realizado por la Junta Central Electoral, a las autoridades corresponde otras tares inmediatas, partiendo de la realización de un inventario exhaustivo de todo lo que tiene que ver con los haitianos puros residentes en el país y aquellos que se encuentran transitoriamente aquí.
Ese inventario comenzaría determinando a la cantidad de mujeres haitianas que han dado a luz en el país entre enero y octubre de este año; y aunque se supone que el Ministerio de Salud tiene actualizado los datos al respecto, sería recomendable que los mismos sean precisados con la mayor exactitud.
El arqueo debe incluir el monto del gasto que hace el Estado Dominicano en cada parto de una mujer haitiana, así como cualquier otro aspecto que se considere útil a los fines de edificar a la opinión pública y a los organismos internacionales interesados.
El segundo inventario debe corresponder a distinguir cuántos dominico-haitianos están en el país y los haitianos puros que en los actuales momentos no califican para que se les otorgue la nacionalidad dominicana. Es seguro que dentro de éstos últimos existen dos categorías: los que cuentan con sus documentos de entrada en orden, y aquellos que no tienen nada.
Otro inventario a realizarse debe ser el relativo a su residencia, ya sea en los bateyes de los ingenios azucareros, en fincas agrícolas como las arroceras, cafetaleras, cacaoteras y de frutales, y de los que laboran como echa días en conucos dedicados a la producción de plátanos, lechoza y otros productos.
Una parte de estos vienen en esos predios, incluso con sus mujeres e hijos, y otros en barrios periféricos de las ciudades y pueblos del país. También los hay que viven en los edificios de apartamentos donde laboran, lo que significa que carecen de domicilios fijos, lo que es bueno registrar a los fines de contar con una información detallada y confiable sobre la materia.
De igual modo deben inventariarse los haitianos que cuentan con pequeños negocios propios dedicados a la venta de frutas y comidas en las vías públicas, y otros que se ganan en sustento vendiendo aguacate y otras frutas en las esquinas, así como periódicos y tarjetas telefónicas.
EL SIGUIENTE PASO.-Una vez terminado un inventario como ése, el gobierno debe abocarse a impulsar la realización de micro reportajes televisivos basados en entrevistas a grupos de haitianos que se ganan la vida aquí de diferentes maneras.
A estos se les preguntara sobre el trato que reciben de parte nuestra, ya sea de las autoridades civiles, policiales o militares, así como de los ciudadanos dominicanos con quienes conviven, al igual que de sus patronos.
Esos micro reportajes deben tener una duración de tres a cuatro minutos y para que sean amenos, convendrían hacerse bajo la producción de un equipo de comunicadores experimentados, a quienes corresponderá la tarea de elaborar los guiones de rigor.
El único costo mínimo de esos micros reportajes para el gobierno, sería el pago de salarios a quienes tendrían a su cargo realizarlos, ya que para su difusión se buscaría el apoyo gratuito de los propietarios de canales de televisión de todo el país.
HERMANDAD.-Sugerimos que el título de esa campaña sea: “La Hermandad Dominico-Haitiana”, buscando poner al desnudo la hipócrita, falsa y perversa campaña desatada contra el país por la estúpida clase dominante haitiana.
Esos micros reportajes serían enviados a los organismos internacionales que han sido apoderados de la querella de discriminación racial de parte de los dominicanos en contra de los haitianos.
Igualmente serían repartidos entre los embajadores del país en los continentes americano y europeo, quienes se encargarían de distribuirlos conforme a su mejor criterio.
Ahora que se ha podido ver el alcance de la saña de cierto sector envidioso de los haitianos en contra de los dominicanos, el trabajo ya emprendido, debe ser completado eficazmente.
Estamos plenamente convencidos de que si esos micros reportajes televisivos a realizarse y difundirse correctamente, en la opinión pública internacional quedará la impresión de que los dominicanos somos el pueblo más generoso de la tierra y los más consecuentes y solidarios amigos de los haitianos.
Por tanto ¡manos a la obra!
Autor: Emilio Herasme Peña