Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 19 de noviembre de 2013

Las víctimas silentes de los feminicidios

Muchas veces sentimos dolor, pena y hasta frustración cada vez que vemos o leemos en los medios de comunicación sobre la muerte de una mujer en manos de su pareja o expareja. Pero pocos nos preguntamos ¿Qué pasa con los hijos y las madres de esas mujeres que han asesinado? ¿Qué consecuencias tendrán esos niños ? y ¿Cómo se consuela ese ser dador de vida que, sin quererlo ni esperarlo, tiene que pasar por esa irreparable pérdida?
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Corazón, nombre con que será llamada para proteger su identidad, vivió en carne propia ese sentimiento cuando un 15 de diciembre, hace dos años, a las diez de la mañana , llegó a la casa de su hija de 24 años y la encontró muerta. Junto a ella estaban los hijos de esta, de cuatro años y seis meses, respectivamente, este último ignoraba la tragedia.
“Siento que nunca me podré recuperar. Me han arrancado una parte de mí”, dice Corazón, quien tiene dos hijos más, y asegura que desde ese día no ha vuelto a ser la misma.
Para esta madre sus nietos son un consuelo a los cuales trata de dar todo el amor posible. La vida para ella no es nada fácil puesto que tiene que mantener a los dos retoños de su hija y no cuenta con la ayuda de un esposo.
“Vivir con el dolor de perder una hija a manos de un hombre que no sabe lo que es “parir” no es fácil pero hay que reponerse y seguir luchando para que estas cosas no sigan sucediendo”, afirma
“Tuve que pasar por este trago tan amargo para valorar muchas cosas. La gente dirá que de esto no se saca nada positivo pero sí. Ahora siento que ayudo a mujeres no sólo aconsejándolas para que no se dejen maltratar sino para que se den cuenta de cuando puede un hombre ser su verdugo”, expresa Corazón.
Con odio no te sanas. “Yo le aconsejo a una madre que esté pasando por lo mismo que yo que no se deje vencer por el odio hacía el asesino de su hija. Sé que no es fácil la situación pero odiando no se te aliviará la pena. Que busquen cosas que hacer, si le quedan nietos como a mi ámenlos con la fuerza del alma porque ya no tienen ni padre ni madre que velen por ellos”, afirma.
Qué hacer con los niños. Si bien es cierto que el dolor de una madre al perder a su hija es incalculable, ¿Que podríamos decir de los niños que la mayoría de las veces son muy pequeños y no logran entender porqué su madre no regresará al hogar? ¿O aquellos casos donde el menor es testigo presencial del asesinato?
Según la psicóloga clínica Rossanna González, del Centro Vida y Familia Ana Simó, un niño que ha pasado por esta tragedi necesita atención urgente ya que vio una situación donde queda traumatizado y tiene varios duelos, el de haber perdido a su mamá pero también tiene el dolor de saber que fue su papá que propició eso.
“Se necesita la intervención de un especialista en el tema, un psicólogo infanto juvenil para trabajarle al niño todos esos duelos y desahogar todas esas situaciones que ha vivido, para que en elfuturo le haga el menor daño posible porque es una situación que se queda grabada en la memoria de la persona hasta el día en que ya no esté”, expresa la psicóloga.

Por
melizaramirez[@]hotmail.com