Los que vivieron la llamada “Era de Trujillo” significó, sin lugar a dudas, una verdadera lástima y un dolor inconmensurable la muerte de las hermanas Mirabal. Tres mujeres inteligentes, revolucionarias y valientes que supieron afrontar la dictadura del más sangriento de los dictadores del Caribe: Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Patria Mercedes, María Minerva y Antonia María Teresa, dejaron a un lado su proyecto personal y familiar, y se aventuraron a luchar por la libertad y la democracia secuestrada y pisoteada por el sátrapa de Trujillo y todos aquellos que apoyaron la dictadura, unos por miedo y otros por los beneficios que generaba favorecer las órdenes de quien por más de 30 años manejó a su antojo el suelo y la vida de los hijos de la República Dominicana.
Donde se implanta una dictadura con los relieves y matices que adquiere a medida que va avanzando, la primera característica es, que no acepta oposición, ni criticas leves ni mucho menos severas. Usted se somete y se calla, o simplemente toma su maleta y se marcha. Desde que alcanzó el solio presidencial, interpretó que todo lo que había le pertenecía. Así lo sentía él, en sus adentros se creía dueño absoluto de la Patria de Duarte. No podemos juzgar con certeza el papel desempeñado por las hermanas Mirabal sin conocer, o al menos aproximarnos al perfil psicológico de Trujillo, pues aunque sabían que era un asesino, sin embargo no conocían a cabalidad el alcance de sus garras y sus límites a la hora de actuar.
Según José Miguel Gómez, en su libro: “Trujillo, visto por un psiquiatría”, el déspota procede de una familia disfuncional, creció con baja autoestima, analfabetismo afectivo, complejo de inferioridad. Este tipo de personalidad se siente victima de lo que ellos entienden que se les ha negado cosas fundamentales, y cuando están ejerciendo cualquier puesto público o privado, se las cobran una por una. Cuando se iba a casar con Bienvenida Ricardo se le negó el club, y esto provocó una profunda herida al militar que ya tenía prestigio social, pero no había penetrado en ese círculo cerrado de la alta y cultivada sociedad Dominicana. Trujillo no era académico, de escasa cultura. Pero lamentablemente no supo interpretar de forma adecuada sus traumas desde la infancia hasta la etapa adulta. Cada frustración se convertía en una insondable herida que produjo en él daños psicológicos, conductuales y sociales.
Las tres hermanas de ojo de Agua, Salcedo se enfrentaban a una persona con serios trastornos de la personalidad, que cuando asiente que su “nido de poder” está amenazado, es capaz de cualquier cosa, incluyendo arrebatar la vida al primero que ose en intentarlo.
Las Mirabal pertenecían al Movimiento Revolucionario 14 de Junio liderado por Manolo Tavárez Justo, esposo de Minerva, quienes procrearon dos hijos: Minou y Manolito. Las valientes mujeres Mirabal nacieron en los meses que de algún modo reflejan sus ideales, sus características y accionar en la vida pública. Patria Mercedes en febrero, mes de la Patria y del amor; María Minerva, en marzo, mes en que la iglesia celebra el tiempo de Cuaresma, la invitación al sacrificio; y Antonia María Teresa, en octubre, mes del Rosario, mes en donde ponemos en las manos de la virgen María nuestras luchas y afanes de cada día.
El dictador se sentía acorralado con la presión internacional, muchos catorcistas preso, algunos de ellos vilmente asesinados para meter miedo y presión social. En esas y otras circunstancias, Trujillo planifica el crimen de las tres hermanas Mirabal. Al retornar de la visita hecha a dos de sus esposos, en la carretera Puerto Plata-Tamboril, (allí se le construyó un monumento a su memoria), fueron detenidas, golpeadas salvajemente y arrojadas al precipicio para simular un accidente, el 25 de noviembre de 1960. Elevemos una oración al Señor por el sufragio de sus almas.
Felipe de Js. Colón