En su homilía, el Arzobispo y expresidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, dijo que en medio de las tribulaciones y en espera de la segunda venida de Cristo, «el temor no es siempre el sentimiento que domina, sino, más bien, la fe, cuando reconocemos que, en ese día, no serán nuestros méritos los que sean decisivos, sino los méritos de Jesús, quien canceló nuestros pecados por su Cruz y resurrección».
El Purpurado reflexionó acerca del deseo de las personas de estar cerca de la Virgen María al final de la vida terrenal: «la queremos con nosotros a la hora de nuestra muerte; la queremos con nosotros en ese día del juicio… Una vez más, todo en esta vida se desvanecerá. Sin importar cuán bello, cuán fuerte, cuán poderoso, todo en esta vida, incluso el templo desaparecerá».
El Cardenal Dolan explicó que «el Verdadero Templo: Jesús, no desaparecerá; tampoco María, quien es el Templo del Templo. Así, en ese día, sólo los que buscan resguardo en estos dos Templos no desaparecerán sino que vivirán para siempre».
Citó la afirmación de Jesús ante los fieles que llenaron el interior del templo mariano: «por su perseverancia asegurarán su vida. Hoy rezamos bajo la imagen de una mujer que perseveró para el cumplimiento de la promesa de Dios de un salvador. Nuestra Santa Madre, que nos ayudará a perseverar en medio de la tribulación porque ya ha aplastado a la serpiente».
Para concluir el Arzobispo dijo que «cuando escuchamos la Palabra de Dios y oímos sobre el día, el templo y la tribulación, mantenemos la ‘mirada en el premio’ (como dijera Martin Luther King) mientras contemplamos con fe, esperanza y amor a María, y al fruto de su vientre, Jesús».
Con la Misa concluyó el segundo día del Congreso Internacional Guadalupano que reúne a unos 70 cardenales y obispos de toda América y el Vaticano, entre otras personalidades de la Iglesia. En este día se formaron grupos de trabajo para definir las prioridades y áreas a las que deben dirigirse los esfuerzos futuros de la Misión Continental.