El proyecto de reforma y unificación del Código Civil y Comercial dio ayer un giro inesperado al aceptarse una de las peticiones de la Iglesia Católica y los grupos provida, de tal forma que se asegurará que la vida humana comienza con la concepción. Ello se suma a la prohibición del fenómeno conocido como vientres de alquiler. Igualmente se elimina la filiación post mortem.
Los legisladores de la UCR no pudieron ocultar su desacuerdo por la disposición que confirma que la vida humana empieza con la concepción. «Es gravísimo -alertó el jefe del bloque de diputados radicales Ricardo Gil Lavedra-. ¿Qué significa esto? ¿Que al que se le cae por error una probeta incurre en aborto? No tenemos sancionado nada serio sobre preservación de los embriones y estamos diciendo que son personas», exclamó.
Hasta ayer, el FpV junto a la UCR y la fuerzas de centro-izquierda sostenían la visión de los juristas que redactaron la nueva obra, la cual fija que la existencia comienza con «la concepción» y que «en el caso de técnicas de reproducción humana asistida, (la existencia) comienza con la implantación del embrión en la mujer, sin perjuicio de lo que prevea la ley especial para la protección del embrión no implantado».
Papel de los católicos
Pero el martes por la tarde el Gobierno cambió de parecer luego de que la senadora puntana del PJ disidente Liliana Negre de Alonso (católica) se quejara a viva voz y de que el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez (también católico practicante), acordara con ella una nueva redacción.Es así como en el dictamen del partido del Gobierno el mencionado artículo 19 quedó reducido a la frase «la existencia de la persona humana comienza con la concepción», de modo que también un embrión no implantado -concebido en una probeta- será para el nuevo Código una persona.
La senadora Liliana Negre de Alonso, del peronismo disidente, celebró los cambios y no se descartaba ayer, que termine apoyando en general la iniciativa.