Jesús ha querido enviarnos el Espíritu Santo para que nosotros podamos entender las cosas como Dios las entiende, con la inteligencia de Dios, expresó Papa Francisco en la Catequesis sobre el segundo don del Espíritu Santo. «Es un hermoso regalo que el Señor nos ha hecho a todos nosotros. Es el don con el cual el Espíritu Santo nos introduce en la intimidad con Dios y nos hace partícipes del designio de amor que Él tiene con nosotros».
(RV/InfoCatólica) El Obispo de Roma manifestó que el don del entendimiento está estrechamente relacionado con la fe; que «cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que el Señor ha dicho y hecho».
El Sucesor de Pedro afirmó que «el mismo Jesús ha dicho a sus discípulos: yo les enviaré el Espíritu Santo y él les hará entender todo lo que yo les he enseñado. Entender las enseñanzas de Jesús, entender su Palabra, entender el Evangelio, entender la Palabra de Dios. Uno puede leer el Evangelio y entender algo, pero si nosotros leemos el Evangelio con este don del Espíritu Santo, podemos entender la profundidad de las palabras de Dios. Y este es un gran don, un gran don que todos nosotros debemos pedir y pedirlo juntos: ¡Danos Señor el don del entendimiento!»
Y citando el relato de los discípulos de Emaús dijo: «Esto es lo que hace el Espíritu Santo con nosotros: nos abre la mente, nos abre para entender mejor, para entender mejor las cosas de Dios, las cosas humanas, las situaciones, todas las cosas. ¡Es importante el don del entendimiento para nuestra vida cristiana! Pidámoslo al Señor, que nos dé, que nos dé a todos nosotros este don para entender cómo entiende Él las cosas que suceden, y para entender, sobre todo, la palabra de Dios en el Evangelio».
El Sucesor de Pedro afirmó que «el mismo Jesús ha dicho a sus discípulos: yo les enviaré el Espíritu Santo y él les hará entender todo lo que yo les he enseñado. Entender las enseñanzas de Jesús, entender su Palabra, entender el Evangelio, entender la Palabra de Dios. Uno puede leer el Evangelio y entender algo, pero si nosotros leemos el Evangelio con este don del Espíritu Santo, podemos entender la profundidad de las palabras de Dios. Y este es un gran don, un gran don que todos nosotros debemos pedir y pedirlo juntos: ¡Danos Señor el don del entendimiento!»
Y citando el relato de los discípulos de Emaús dijo: «Esto es lo que hace el Espíritu Santo con nosotros: nos abre la mente, nos abre para entender mejor, para entender mejor las cosas de Dios, las cosas humanas, las situaciones, todas las cosas. ¡Es importante el don del entendimiento para nuestra vida cristiana! Pidámoslo al Señor, que nos dé, que nos dé a todos nosotros este don para entender cómo entiende Él las cosas que suceden, y para entender, sobre todo, la palabra de Dios en el Evangelio».
Texto completo de la catequesis del Papa traducida al español:
Los dones del Espíritu: el Entendimiento
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Después de haber examinado la sabiduría, como el primero de los siete dones del Espíritu Santo, hoy quisiera centrar la atención sobre el segundo don, es decir, el entendimiento. No se trata aquí de la inteligencia humana, de la capacidad intelectual de la cual podemos ser más o menos dotados. Es, en cambio, una gracia que sólo el Espíritu Santo puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir más allá del aspecto externo de la realidad y escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvación.
El apóstol Pablo, dirigiéndose a la comunidad de Corinto, describe bien los efectos de este don, es decir, qué cosa hace este don del entendimiento en nosotros. Y Pablo dice esto: «lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman. Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu…» (1Cor, 2,9-10). Esto obviamente no significa que un cristiano pueda comprender cada cosa y tener un conocimiento pleno de los designios de Dios: todo esto queda en espera de manifestarse en toda su limpidez cuando nos encontraremos ante la presencia de Dios y seremos de verdad una cosa sola con Él. Pero como sugiere la palabra misma, el entendimiento permite «intus legere», es decir, «leer dentro» y este don nos hace entender las cosas como las entendió Dios, como las entiende Dios, con la inteligencia de Dios. Porque uno puede entender una situación con la inteligencia humana, con prudencia, y está bien. Pero, entender una situación en profundidad como la entiende Dios es el efecto de este don. Y Jesús ha querido enviarnos el Espíritu Santo para que nosotros tengamos este don, para que todos nosotros podamos entender las cosas como Dios las entiende, con la inteligencia de Dios. Es un hermoso regalo que el Señor nos ha hecho a todos nosotros. Es el don con el cual el Espíritu Santo nos introduce en la intimidad con Dios y nos hace partícipes del designio de amor que Él tiene con nosotros.
Es claro, entonces, que el don del entendimiento está estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que el Señor ha dicho y hecho. El mismo Jesús ha dicho a sus discípulos: yo les enviaré el Espíritu Santo y él les hará entender todo lo que yo les he enseñado. Entender las enseñanzas de Jesús, entender su Palabra, entender el Evangelio, entender la Palabra de Dios. Uno puede leer el Evangelio y entender algo, pero si nosotros leemos el Evangelio con este don del Espíritu Santo, podemos entender la profundidad de las palabras de Dios. Y este es un gran don, un gran don que todos nosotros debemos pedir y pedirlo juntos: ¡Danos Señor el don del entendimiento!
Hay un episodio del Evangelio de Lucas, que expresa muy bien la profundidad y la fuerza de este don. Después de ser testigos de la muerte en la cruz y la sepultura de Jesús, dos de sus discípulos, decepcionados y tristes, se van de Jerusalén y vuelven a su aldea llamada Emaús. Mientras están en camino, Jesús resucitado se une a ellos y empieza a hablarles, pero sus ojos, velados por la tristeza y la desesperación, no son capaces de reconocerlo. Jesús camina con ellos, pero ellos estaban tan tristes, tan desesperados que no lo reconocen. Pero cuando el Señor les explica las Escrituras, para que entiendan que Él debía sufrir y morir para luego resucitar, sus mentes se abren y en sus corazones se reaviva la esperanza (cf. Lc 24,13-27 ). Y esto es lo que hace el Espíritu Santo con nosotros: nos abre la mente, nos abre para entender mejor, para entender mejor las cosas de Dios, las cosas humanas, las situaciones, todas las cosas.
¡Es importante el don del entendimiento para nuestra vida cristiana! Pidámoslo al Señor, que nos dé, que nos dé a todos nosotros este don para entender cómo entiende Él las cosas que suceden, y para entender, sobre todo, la palabra de Dios en el Evangelio. Gracias.





«Han pasado los tiempos en que obispos ancianos, gordos y calvos como yo eran los mejores portavoces de la Iglesia: necesitamos laicos competentes que la representen». Son palabras del cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, en la inauguración ayer del XI Seminario Profesional de Oficinas de Comunicación de la Iglesia, promovido por la Facultad de Comunicación Institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.
Ante la polémica mediática causada por la nueva residencia a la ques e trasladará el cardenal Bertone, anterior Secretario de Estado, el prelado ha enviado una carta a diversos medios de comunicación italianos en la que asegura que el Papa Francisco le mostró «su solidaridad y su decepción por los ataques dirigidos a mí a propósito del apartamento, del cuál era informado desde el día en que se me ha atribuido». Los medios de comunicación habían asegurado que el Santo Padre estaba muy disgustado por el tipo de apartamento en el que residirá el purpurado italiano.


Qué alegría tan grande ver a estos dos papas canonizados, puestos como modelo de vida cristiana, intercesores desde el cielo para todos los que aún estamos de camino.

Uno de los inmensos bienes que trae la canonización de Juan XXIII es la recuperación de su perfil espiritual y pastoral. Bien sabido es que numerosos progresistas han querido tomar como apoyo a sus posturas una especie de caricatura del Papa Bueno. Se ha querido sistemáticamente usar su lenguaje de caridad y misericordia como una especie de complicidad bonachona ante el pecado, o como licencia para despreciar los mandamientos de Dios y las leyes de la Iglesia. Semejante engaño va a ser más difícil de sostener a medida que la estatura y la reciedumbre espiritual del Papa Roncalli alcancen su genuina dimensión.
La hermana Marie Simon-Pierre, que fue curada milagrosamente del mal de Parkinson por la intercesión de Juan Pablo II, estuvo hoy en la plaza de San Pedro para participar en la ceremonia de la canonización. «Su» milagro permitió que fuera beatificado, así como la curación milagrosa de un aneurisma cerebral recibido por la costarricense Floribeth Mora abrió el camino a la canonización del Papa polaco. Ambas estaban hoy en la plaza de San Pedro.

El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, anunció esta mañana la asistencia de Benedicto XVI al acto de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, al que se prevé que acudirán un millón de fieles, cerca de 150 cardenales, delegaciones de 92 países y 24 jefes de Estado y Gobierno.


«Una gran desgracia, que me ha llevado lejos, a la zona este de mi diócesis». Así explica Mons. Néstor Nongo-Désiré Aziagbia, Obispo de Bossangoa (al norte de la República Centroafricana) al describir a la Agencia Fides el secuestro del que ha sido víctima, junto con tres sacerdots, por parte de una formación de rebeldes Seleka. El prelado explica como los secuestradores le quitaron la cruz pectoral y el anillo episcopal. Finalmente, un general de los rebeldes que no estaba de acuerdo con el secuestro, decidió liberarlos. El obispo cuenta además los detalles del asesinato de uno de sus sacerdotes.


Por primera vez en la historia, una misma persona atiende a dos papas. El hombre de confianza de Benedicto XVI es ahora también el secretario del papa Francisco. Charlamos con él, la persona que mejor conoce las entrañas del Vaticano. El camino que ha recorrido este hombre ha sido largo. Hijo de un herrero, nació hace 58 años en un pueblecito alemán de 450 habitantes, en la Selva Negra. Hoy es arzobispo y prefecto de la Casa Pontificia en el Vaticano.








