La mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia en Paquistán vive la ausencia de un proceso como un «viernes santo», pero no pierde la esperanza. «Creo con todo el corazón, con todas mis fuerzas y mi mente que resurgiré. La salvación también llegará dentro de poco para mí». El Viernes Santo, clavada a la Cruz de más de cuatro años y medio, a pesar de que es inocente, Asia Bibi, la mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia hace profesión de fe y un mensaje de esperanza.
Vatican Insider se puso en contacto con ella a través de su abogado y de algunas personas cercanas. Asia Bibi expresó toda su preocupación por la que considera «una ulterior discriminación». «Hoy, para mí, no hay lugar en el tribunal, no hay ocasión o lugar para que yo pueda demostrar mi inocencia. Rezo y espero que un juez reciba la luz de Dios y tenga la valentía para ver la verdad», dijo entre lágrimas. Asia vive hoy su viernes santo sumergida en la oración: «Me veo en la cruz de Cristo, en la certeza de que muchos hermanos y hermanas en todo el mundo me están cerca y están rezando por mí».
Pero, a pesar de la trágica situación y el sufrimiento que la aflige desde hace casi cinco años, la esperanza vive todavía en su corazón: «Cuando Cristo resurja, el día de Pascua, Él decidirá una nueva vía de justicia para mí, me llevará consigo a un reino en donde no hay injusticia ni discriminación. Cristo prometió que resurgiré con Él». Esta será la Pascua de Asia Bibi, que vive estos días en la soledad de una de las celdas de la cárcel femenina de Multán, aferrada a la lectura de la Biblia.