García Márquez, condecorado con el Nobel en 1982, había estado internado la semana pasada al padecer una infección pulmonar y de vías urinarias. A pesar de que le habían dado el alta, su salud estaba sumamente delicada. El escritor no es solo recordada por libros como Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera o El coronel no tiene quien le escriba, sino que también se ha ganado el corazón del mundo entero por su humildad e inteligencia.
Si bien su relación se fue deteriorando en los últimos años por sus diferencias ideológicas, entre García Márquez y Vargas Llosa siempre ha habido un profundo respeto. En 1971, escribieron juntos el ensayo Historia de un deicidio, que es de hecho una investigación sobre los primeros trabajos del colombiano. La amistad de "Gabo" con el líder de la revolución cubana, Fidel Castro, siempre fue cuestionada por Vargas Llosa.
Un episodio marcó su rivalidad. El famoso incidente sucedió el 12 de febrero de 1976 y, 38 años después, nadie ha explicado con certeza qué pasó, como si se tratara de una leyenda, de algo que no existió. Fue el día en que se enemistaron para siempre, cuando el peruano le dio un puñetazo en México a su otrora amigo, a quien luego calificó como un "cortesano de Castro".
Según testigos, García Márquez, entonces de 48 años, se acercó a Vargas Llosa y el peruano, nueve años más joven, le dio un golpe en el ojo, increpándole por "lo que le hiciste a Patricia" (su esposa). Ninguno de los escritores dio explicaciones al respecto, pero según versiones de la prensa colombiana, García Márquez pudo haberle sugerido a Patricia que se separase de su esposo por una supuesta infidelidad de éste, o que Patricia, para vengarse de su marido, le dio a entender que "Gabo" le había proporcionado grata compañía.
Tras el puñetazo, García Márquez buscó a un amigo que nueve años atrás le había tomado unas fotografías para la portada de "Cien años de soledad": el fotógrafo colombiano Rodrigo Moya Moreno. "Para las fotos del ojo moro me costó un huevo sacarle una sonrisa de una fracción de segundo, porque tenía cara como para los funerales de la Mamá Grande. Realmente, Varguitas lo había dejado mal y se veía más bien triste o deprimido. Pero la sonrisa que le saqué hizo de aquel desaguisado una cosa sin importancia. Al terminar, Gabo me dijo al despedirse: 'Me mandas un juego y guardas los negativos''', relató Moya en una entrevista para el diario El Tiempo publicada en 2013.
En junio del 2007, de visita en Quito, Ecuador, Vargas Llosa dijo que él y García Márquez tenían "un pacto tácito": "Nosotros no hablamos de nosotros mismos para darles trabajo a los biógrafos, si es que merecemos tenerlos después". "Que ellos averigüen, que ellos descubran, que digan qué pasó", añadió. Pese a esto, el escritor ha admitido que disfruta de leer y releer Cien años de soledad.
jueves, 17 de abril de 2014
Mario Vargas Llosa lamentó la muerte de García Márquez
7:40 p. m.
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