El 19 de diciembre de 1965 se libró en Santiago de los caballeros la memorable batalla del Hotel Matum. Ese día, el coronel Caamaño y los demás líderes políticos y militares de la revolución constitucionalista, entre ellos, Montes Arache, Héctor Aristy Pereyra, González Tamayo, Gerardo Marte, Salvador Jorge Blanco, Juan María Lora Fernández, Manolo Bordas y Héctor Lachapelle Díaz, viajaron a la hidalga ciudad para rendirle honores al coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, al cumplirse el séptimo mes de su muerte, ocurrida el 19 de mayo de ese año cuando intentó ocupar el Palacio Nacional, en medio de los fragores de la guerra civil.
Después de participar en una misa oficiada en la iglesia de Nuestra Señora de la Altagracia, pasaron al Cementerio a depositar una ofrenda floral en el panteón familiar donde descansaban los restos del extinto jefe militar constitucionalista. Cuando Héctor Aristy Pereyra terminaba de pronunciar el panegírico de rigor, varias ráfagas de ametralladora rompieron la solemnidad del momento y obligaron a los presentes a resguardarse detrás de las tumbas o lanzarse al suelo para no ser alcanzados por las balas. En ese primer incidente no hubo muertos ni heridos.
Del camposanto, los constitucionalistas pasaron al Hotel Matum a un almuerzo, sin darle la debida importancia al incidente. Cuando Caamaño y su amplia comitiva compartían con numerosos ciudadanos que asistieron al Hotel para conocerlo en persona, empezaron a llegar camiones con tropas regulares de infantería, tanques y morteros, enviadas por el Comodoro Francisco Rivera Caminero, Ministro de las Fuerzas Armadas, con la misión de liquidar a los líderes constitucionalistas.
De inmediato se armó un corre-corre, en medio del tableteo de las ametralladoras y el sonido bronco de los cañones, que dio inicio a una intensa batalla desigual entre asaltantes y sitiados, que se defendieron con gallardía y respondieron con fuego ese intento de genocidio, del cual no se podrá responsabilizar al Presidente provisional García Godoy, sino a los militares golpistas que no respetaban la tregua ni la política de la reconciliación, prevista en los acuerdos que pusieron fin a la contienda iniciada en abril.
La batalla del Matum se prologó durante siete horas. En ella perdió la vida el valiente coronel Lora Fernández, varios oficiales, soldados de ambos bandos y algunos ciudadanos que fueron al Hotel a conocer al glorioso coronel que ya era una leyenda viviente en todo el país. A las cinco de la tarde, una misión de la Fuerza Interamericana de Paz sacó en helicópteros a Caamaño y su amplia comitiva.
La agresión militar contra el sector constitucionalista ocurrida en Santiago vino a confirmar que García Godoy apenas controlaba el poder administrativo del gobierno, pero no el poder político y militar, que seguía descansando en las fuerzas invasoras y los jefes militares tradicionales.
Autor: Filiberto Cruz Sánchez