Durante su viaje a Moscú para encontrarse con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el cardenal Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, se ha referido a la polémica sobre la comunión de los divorciados vueltos a casar. Refiriéndose al artículo que Mons. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió recientemente y en el que negaba la posibilidad de que dichos fieles puedan comulgar, el cardenal ha asegurado que las palabras del prelado alemán no son otra cosa que la doctrina de la Iglesia Católica.
Además ha asegurado que «cualquier examen del problema debe tomar como punto de partido esas enseñanzas, que corresponden a la clara voluntad de Jesucristo».
El cardenal ha sentenciado que cualquier actividad pastoral no puede ir en contra de la enseñaza de la Iglesia: «Las nuevas formas de expresión pastorales solo pueden desarrollarse a la luz de la verdad doctrinal».
Repercusiones ecuménicas
Precisamente Mons. Müller hizo referencia en su artículo «La fuerza de la gracia» al error que cometen las iglesias ortodoxas en esta materia y sus consecuencias en el diálogo ecuménico:En Oriente este desarrollo prosiguió su curso y condujo, especialmente después de la separación de la Cathedra Petri, a una praxis cada vez más liberal. Hoy existe en las iglesias ortodoxas una multitud de causas para el divorcio, que en su mayoría son justificados mediante la referencia a la Oikonomia, la indulgencia pastoral en casos particularmente difíciles, y abren el camino a un segundo o tercer matrimonio con carácter penitencial. Esta práctica no es coherente con la voluntad de Dios, tal como se expresa en las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, y representa una dificultad significativa para el ecumenismo.