Un guerrero que volvía de batallar portando con orgullo su invicta espada en la cintura, encontró junto al camino un grupo escuchando a un maestro espiritual. Se paró por un rato, escuchando al maestro hasta que, irritado por lo que le parecía pura palabrería, interrumpió la enseñanza bruscamente:
- “¡Lo único que tú haces es hablar¡ Eso no sirve para nada. A las palabras se las lleva el viento.
El maestro lo miró un instante y con gran serenidad le contestó:
- “Sólo un necio como tú, cuya cabeza está acobardada y medio vacía por los golpes recibidos, puede decir esa estupidez”.
El guerrero enfurecido saltó como un resorte y en cuatro grandes pasos estaba frente al maestro con su espada lista para partirlo en dos:
“¿Qué es lo que te has atrevido a decirme?”
- “Oh, no te había reconocido -dijo el maestro-, pero veo en tu agilidad, destreza y valentía a uno de los más hábiles guerreros que haya pisado nuestra tierra y te presento mis respetos”.
El soldado bajó su espada, sonrió satisfecho y volvió a ocupar su lugar entre la gente.
- “Espero -le dijo el maestro mirándolo con una sonrisa- que en el futuro tengas más respeto por las palabras, ya que con ellas te hice venir hasta mí y te llevé al infierno de la furia, para luego calmarte y volverte a tu lugar”.
A partir de ese día, el soldado se unió al grupo que seguía al maestro y fue su discípulo por muchos años.
La comunicación es el proceso mediante el cual se puede transmitir información de una entidad a otra. Nos comunicamos mediante palabras, gestos, colores, señales, sonidos, imágenes... A diario, creamos e interpretamos mensajes, pero no nos paramos a analizar ni cómo lo hacemos, ni por qué. Lo que sigue es una propuesta de actividades que invita a pensar en qué se basa la comunicación.
La comunicación es un aspecto esencial de todo ser humano, un privilegio que Dios le ha dado, del que depende en gran medida, el éxito en las relaciones interpersonales.
La Biblia nos insta a fomentar el amor y la paz entre los seres humanos, y nos enseña que uno de los caminos más efectivos es el uso de palabras que edifiquen. Es necesario hacer un aporte a la vida del que nos escucha, que genere alegría y que produzca esperanza.
Edificar significa construir, hacer, levantar, fundar, crear. Y todo eso puede producir usted en el corazón de una persona cuando le habla con palabras cargadas de amor, fe y esperanza.
Con esta manera de expresarse, puede hacer un importante aporte a la paz y al progreso de su familia y de su nación, porque…. ¿Cuántas guerras se han iniciado en un malentendido, en un juego de palabras inadecuadas e inoportunas? ¿Cuánto daño es capaz de hacer la lengua, que la Biblia compara con un pequeño fuego capaz de destruir un bosque entero?
Permítame compartirle algunos consejos, extraído del libro “Llamado a la Confianza” que le ayudaran a mejorar la comunicación:
* No presuma que usted lo sabe todo. Pregunte de vez en cuando.
* Provea una atmosfera abierta, de aceptación y libertad.
* Elija el momento apropiado para hablar. Selecciones las palabras...
* Concéntrese en ser un buen escucha.
* Este dispuesto a expresar con honestidad su punto de vista. Sino no está de acuerdo, manifiéstelo pero con gentileza y amabilidad.
* Busque mas comprender que ser comprendido.
* Admita su equivocación y pida perdón. Es más valiente y genera admiración, además que mejora la disposición para llegar a un acuerdo.
* Es más importante amar que tener razón.
* No hable sin haber orado. Adquiera el hábito de orar también junto a la persona con la que necesita ponerse de acuerdo o arreglar un asunto. Donde esta Dios reinando, hay armonía y paz.
Rafael Baldayac