Mucho revuelo ha causado en el país la noticia del sorpresivo deceso, en solamente un fin de semana, de once niños que se hallaban internos en el Hospital Infantil Dr. Robert Reid Cabral. El escandaloso suceso provocó la reacción de distintos sectores de la vida nacional. De inmediato el Ministerio de Salud ordenó una investigación minuciosa a fin de conocer las causas que generaron el lamentable hecho.
De su parte el Colegio Médico Dominicano optó por realizar su propia indagatoria al respecto. El Presidente de la República también creó una comisión de alto nivel con la encomienda de establecer las circunstancias en que se produjeron dichos fallecimientos, a fin de establecer responsabilidades y tomar los correctivos de lugar. Los integrantes del equipo presidencial fueron el máximo representante del Departamento Nacional de Investigaciones, el Procurador General de la República, el Jefe de la Policía y la Directora del Seguro Nacional de Salud.
El análisis de los expedientes clínicos muestra que siete de los fallecidos procedían de Elías Piña, Azua, Peravia, San Cristóbal, Samaná, La Romana y San Pedro de Macorís. Dos casos pertenecían a Santo Domingo Norte y los dos restantes al Centro de Santo Domingo.
Ocho de las víctimas mortales evidenciaban signos de infección generalizada, dos padecían de enfermedad cardíaca congénita y el último fue ingresado con diagnóstico de abdomen agudo. Se destaca el estado grave en que fueron admitidos estos pacientes. El informe presidencial resalta que nueve menores fueron hospitalizados en condiciones muy críticas. Un infante tenía un tumor cerebral parcialmente removido, otro sufría de hidrocefalia comunicacional con traqueomalacia.
La interpretación sosegada de estas muertes permite destacar la incapacidad presente de nuestro sistema de hospitales para garantizar una oferta de manejo temprano eficaz, oportuno y eficiente cercano a los lugares de residencia para los distintos padecimientos infantiles.
Elogiamos la atinada, precisa y valerosa decisión de nuestro Jefe de Estado al promulgar el importante decreto 379-14 que ordena la desconcentración administrativa, funcional y territorial del Viceministerio de Atención a las Personas y de los Servicios Regionales de Salud. Pretende esta decisión elevar la calidad de la gestión pública de servicios sanitarios. La descentralización y desconcentración tienen como norte acercarse paulatinamente a individuos, familias y comunidades para responder sensiblemente a sus necesidades. Ello obligadamente conducirá a fortalecer los servicios médicos de la atención primaria. Implica fomentar la promoción de hábitos saludables, garantía de agua potable a la población, medicina preventiva, detección precoz y tratamiento temprano y certero de las enfermedades.
Es el momento indicado para darle un giro de 180 grados al caduco modelo de gerencia sanitaria vigente. Vale más una dosis de prevención que mil dosis de cura. Mantener sanas a las personas, la familia y la comunidad debe ser nuestro objetivo principal. Impedir el desarrollo, progreso y deterioro de males en la población tales como la obesidad, hipertensión arterial, arteriosclerosis, diabetes, enfermedades crónicas y el cáncer son metas alcanzables.
Que la alerta emitida con el sacrificio de estos once infantes sirva como advertencia a todos de que algo serio le sucede a nuestro anticuado modelo gerencial sanitario. Bienvenidas las comisiones si con sus recomendaciones hacen llegar unos servicios de salud oportunos y con calidad a todos los hogares humildes de la nación.