DUNEDIN, FLORIDA. Una pequeña biblia, abierta como evidencia
de que está siendo leída, reposa en el casillero de Melky Cabrera, una de las
nuevas adiciones de los Azulejos de Toronto para esta temporada.
Cabrera firmó contrato de dos años con los Azulejos luego de su suspensión
por dopaje. Recientemente, el pelotero dominicano ha encontrado refugio en la
palabra de Dios y se ha aferrado a él tras los problemas que le ha tocado
atravesar desde el 2012, cuando consumió sustancias prohibidas para mejorar su
rendimiento, por lo que las Grandes Ligas lo suspendió por 50 juegos, además de
ser inhabilitado para ganar el título de bateo de la Liga Nacional.
"Desde hace dos o tres años he estado de lleno en la Biblia con Dios y aunque
siempre he creído en Dios ahora sé más que es una cosa especial, porque siempre
ha estado a mi lado y me ha apoyado", reveló Cabrera.
El jardinero se expuso al escarnio público por su dopaje, que aún sigue
resonando en el mundo de las Mayores, en el que todavía es visto como un
tramposo, una imagen que quiere borrar y dejar en el pasado. Algo que parece no
será tan fácil, pero él confía en la fortaleza que le brinda su fe.
"He aprendido mucho, porque como todos los humanos en este mundo cometí un
error, fue un error grande, que me dolió mucho, pero principalmente a mi
familia, a mi mamá", dijo Cabrera.
El jardinero, quien se arrepiente y se excusa una y otra vez por haber puesto
su carrera profesional en tela de juicio por consumo de testosterona, se siente
afortunado de todavía poder estar en el beisbol y de haber encontrado una
oportunidad con los Azulejos para tratar de limpiar su nombre.
Toronto confió en él, tras su error, y en el receso de la temporada le
ofreció un contrato por dos años y 16 millones de dólares.
El duro camino que le ha tocado andar a Cabrera, por decisión propia, le ha
dejado algunas marcas, que le han hecho valorar la fortuna de ser un grandeliga
y de todavía estar en el máximo nivel del beisbol.
"Ahora aprecio más todo esto, la oportunidad de jugar béisbol y de hacerlo en
Grandes Ligas, que es un sueño, porque lo único que hago en este mundo es
jugar pelota. Dios me dio ese talento y yo lo quiero aprovechar al máximo,
porque no sé hasta cuando duraré", expresó.
Aunque sabe que estará en el ojo del huracán y que muchos lo estarán
siguiendo para ver si es verdad que tiene las condiciones y el talento para
destacar y brillar en las Grandes Ligas, sin ayuda de las sustancias prohibidas,
Cabrera no siente la necesidad ni la obligación de demostrarle nada a nadie.
Escrito por: Billy Russo (ESPNDeportes.com )