América Latina, que reúne a la mitad de los católicos del mundo, se vio
impactada hoy por el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, con el que no tuvo
tiempo de desarrollar los mismos lazos que con su antecesor, Juan Pablo II,
quien bautizó a la región como "el continente de la esperanza".
Una vez superada la sorpresa inicial, los cardenales, obispos y otras figuras
de la Iglesia católica en América Latina manifestaron su respeto y admiración
por la decisión del pontífice de dejar la silla de San Pedro el próximo 28 de
febrero en razón de su edad, 85 años, y su "falta de fuerzas".
Mientras unos destacaron que es una prueba de su "profundo amor a la Iglesia"
y a Dios, otros lo interpretaron como "un gran mensaje de humildad" y un "gran
ejemplo" y también hubo quien consideró que es una decisión "entendible,
coherente y legítima" de alguien que no quería "el poder por el poder".
Los medios de comunicación latinoamericanos dedicaron grandes espacios al
anuncio papal, que se produjo cuando la mayoría de los países de la región está
inmersa en las fiestas del Carnaval.
En América Latina reside aproximadamente la mitad de los casi 1.200 millones
de católicos que hay en el mundo, como consecuencia de la evangelización
emprendida por españoles y portugueses desde el mismo inicio del descubrimiento
del continente.
En sus casi ocho años de Pontificado, Benedicto XVI hizo solo dos viajes a
Latinoamérica, donde la religión católica sigue siendo mayoritaria, pero el
número de fieles está en descenso y hay un avance de iglesias que se
autodenominan "cristianas".
Un ejemplo de esa tendencia es Brasil, el país con más católicos del mundo,
donde el porcentaje de fieles de esa religión pasó de un 73,79 % en 2003 a un
68,43 % en 2009, según un estudio divulgado en 2012 por la Fundación Getulio
Vargas.
El primero de los viajes de Benedicto XVI a América Latina fue precisamente a
Brasil en 2007 y el segundo en 2012 a México y Cuba.
Antes de su renuncia tenía planeado volver a Brasil en julio próximo para la
Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, y aun no había respondido a
una invitación para visitar Colombia este mismo año.
También queda para el nuevo pontífice, que se espera haya sido elegido antes
de finalizar marzo, la canonización de la monja mexicana Anastasia Guadalupe
García Zavala, conocida como "madre Lupita", y la religiosa colombiana Laura de
Jesús Montoya y Upegui.
Ambas serán proclamadas santas el próximo 12 de mayo, según anunció Benedicto
XVI durante la celebración del consistorio en el que de modo inesperado informó
hoy de su próxima renuncia.
"Es un gran mensaje de humildad, un homenaje a la verdad que debe remecer al
mundo entero, un hombre que pone detrás a su persona en función del deber que
tiene frente a Dios, de sinceridad y honestidad tan grande siempre en el, nos
remueve a todos y nos llama a unirnos más a el", apuntó hoy el arzobispo de
Lima, Juan Luis Cipriani.
La renuncia del papa es una decisión "valiente" que demuestra el "profundo
amor a la Iglesia" por parte de un hombre "muy emblemático" que la ha dirigido
con decisión y caridad, según dijo a Efe el obispo de Loja (Ecuador), el español
Julio Parrilla.
"A todos nos tomó de sorpresa. Fue como un rayo que cayó sobre nosotros y nos
dejó helados, sorprendidos", expresó el arzobispo coadjutor de Asunción, Edmundo
Valenzuela.
Según el obispo auxiliar de la Archidiócesis de Aparecida (Brasil), Darci
Nicioli, la renuncia de Joseph Ratzinger "duele en el corazón", pero está
prevista en el derecho canónico y debe ser "respetada" por todos los
católicos.
Una veintena de cardenales latinoamericanos -los que tienen menos de 80 años-
que son cinco brasileños, cuatro mexicanos, dos argentinos, un colombiano, un
chileno, un venezolano, un hondureño, un dominicano, un cubano, un peruano, un
boliviano y un ecuatoriano, podrán participar en el cónclave del que surgirá el
sucesor de Benedicto XVI.
El hecho de que los cardenales octogenarios o de más edad no puedan elegir
papa no les impide ser candidatos a serlo, según las normas vaticanas.
Latinoamérica fue un referente durante el pontificado de Juan Pablo II, que
hizo su primer viaje fuera de Italia a esa región, a la que volvió otras 17
veces más en los 26 años de su papado.
La predilección que demostró el papa polaco (1920-2005) por el "continente de
la esperanza" le fue retribuida por los latinoamericanos, que en 2011 se
movilizaron con motivo de su beatificación.
lunes, 11 de febrero de 2013
Latinoamérica no tuvo tiempo para querer a Benedicto tanto como a Juan Pablo
5:03 p. m.
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