Juan Núñez Collado.
En aquellos mismos días en que Dios hizo el mundo, varios demonios se reunieron para hacer una travesura. Uno de ellos, el que echaba humo por las orejas, dijo al grupo:
--Debemos quitarles algo a los hombres, pero, ¿qué les quitamos?
El más horrible y pestilente dijo:
--Vamos a quitarles la felicidad. El problema va a ser dónde esconderla.
El más esquelético y sarnoso propuso que la escondieran en la cima del monte más alto, a lo que repuso el de los chifles puntiagudos que no, recordando que los hombres eran fuertes y alguna vez uno podría subir y encontrarla, y si la encontraba todos se enterarían.
Intervino el de las uñas retorcidas sugiriendo esconderla en el fondo del mar, y el de los dientes puntiagudos, sucios y asquerosos, señaló que alguien podría construir un aparato para bajar a esas profundidades y encontrarla.
Entonces, el calvo de los ojos de vidrio pensó que lo mejor era esconder la felicidad en algún planeta lejano a la Tierra, pero recordó el de la cola larga y peluda que el hombre era sumamente inteligente, y un día diseñarían una nave en la que podrían viajar por el espacio y descubrirla, y todos serían felices. ¡Tremendo problema que estaba más allá de todas sus diabluras!
El último, sin embargo, era un demonio de cinco cabezas que había permanecido silencioso en las densas tinieblas del infierno. Analizó cuidadosamente cada propuesta, y dijo:
--Creo saber donde poner la felicidad para que nunca, nunca la encuentren.
Todos brincaron del asombro y casi al mismo tiempo gritaron:
--¿A dónde?
Respondió la bestia:
--La esconderemos dentro de ellos mismos. Estarán tan ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán.
Todos estuvieron de acuerdo. Desde aquellos tiempos el hombre se pasa la vida buscando la felicidad, sin saber que la trae consigo mismo.
Entonces… Cuando ya no puedas más. Cuando sientas que todo sale mal y solamente veas nubes oscuras en tu horizonte. Cuando te parezca que estás sólo en este mundo, incluso cuando estés tentado de creer que Dios se ha olvidado de ti. En todos esos momentos, Él está a tu lado, junto a ti siempre ha caminado, sus huellas siempre están junto a las tuyas, y si no lo sientes así, es porque te has alejado, porque no le das oportunidad de hablarte, porque siempre estás muy ocupado, tal vez porque vives cansado, o simplemente porque eres humano y te has equivocado.
Hoy es el día para levantarte, el día para volver, la oportunidad de mejorar. Busca dentro de ti y encontrarás un vacío con forma de Dios, tan inmenso como Él mismo, y es por eso que no lo has podido llenar.
No estás sólo, eres valioso para Dios. Solamente te falta una parte muy importante en tu vida.
Tu felicidad está dentro de ti. Permite a Dios entrar a tu interior y verás que siempre te ha acompañado y a tu lado ha caminado.
Quítate tus cadenas, tus rencores, odios y resentimientos para que puedas caminar libre al lado de tu Creador.
Mereces ser feliz, para eso fuiste creado, y la felicidad está escondida en tu propio corazón.
Búscala, que ahí está, al alcance de una oración.
Bendiciones y paz.
sábado, 5 de mayo de 2012
La travesura de los demonios
1:18 p. m.