Julio Vasquez.

Radio Renacer

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viernes, 9 de septiembre de 2011

La biblia en su hogar.


Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios, nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza,
a Timoteo, verdadero hijo mío en la fe. Recibe gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
Doy gracias al que me da la fuerza, a Cristo Jesús, nuestro Señor, por la confianza que tuvo al hacer de mí su encargado.
Porque yo fui en un comienzo un opositor, un perseguidor y un violento. Pero él me perdonó porque obraba de buena fe cuando me negaba a creer,
y la gracia de nuestro Señor vino sobre mí muy abundante junto con la fe y el amor cristiano.


Salmo
Sal 16, 1-2; 5; 7-8; 11


Guárdame, oh Dios, pues me refugio en ti. Yo le he dicho: "Tú eres mi Señor, no hay dicha para mí fuera de ti.


El Señor es la herencia que me toca y mi buena suerte: ¡guárdame mi parte!


Yo bendigo al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye mi conciencia. Ante mí tengo siempre al Señor, porque está a mi derecha jamás vacilaré.


Me enseñarás la senda de la vida, gozos y plenitud en tu presencia, delicias para siempre a tu derecha.



Evangelio
Lc 6, 39-42
Jesús les puso también esta comparación: "¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Ciertamente caerán ambos en algún hoyo.
El discípulo no está por encima de su maestro, pero si se deja formar, se parecerá a su maestro.
¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo, si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo?
¿Cómo puedes decir a tu hermano: ''Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo'', si tú no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo para que veas con claridad, y entonces sacarás la pelusa del ojo de tu hermano.