Julio Vasquez.

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sábado, 27 de febrero de 2016

En el 172 aniversario de nuestra Independencia

Julio M. Rodríguez
Como señala el título de esta entrega, hoy celebramos el 172 aniversario de la Independencia Nacional, hecho glorioso que se inició la noche de un día como hoy, hace 172 años.
   
 La verdad es que la celebración debía  hacerse mañana 28, pues fue al amanecer de este día que Sánchez enhestó la bandera nacional en el baluarte del Conde, que los vecinos de San Carlos entraron a la ciudad para   respaldar el pronunciamiento y el día en que el Gobernador haitiano Desgrote se rindió, mediante  negociaciones en que sirvió como intermediario el cónsul francés Saint Denys.
     
Los trinitarios habían designado esa noche a Sanchez como Presidente de la Junta Central Gubernativa, que de acuerdo con el documento del 16 de enero de ese año, debía formarse  para dirigir el nuevo país, hasta que se redactara una constitución y se eligiera formalmente un presidente, pero Tomas Bobadilla, uno de los cabecillas de los afrancesados, reclamó y obtuvo esa posición este día, con el apoyo por supuesto del señalado cónsul francés, que veía complacido, como el Plan Levasseur que el había venido a implementar se desarrollaba, si bien algo mas rapidamente de lo esperado, de manera satisfactoria para sus planes..
    
Recordemos que el plan Levasseur, llamado así por el nombre del representante diplomático  francés en Puerto Príncipe en estos días, consistía en que nos convertiríamos en un protectorado francés cediéndole a Francia el control de la Bahía y Península de Samaná, a cambio de su ayuda en la lucha que obviamente se acercaba contra los haitianos y en la que era opinión generalizada en esos días, que no podíamos sostenernos frente a ellos, sin ayuda extranjera.
    
Saint Denys era en esos momentos el personaje mas influyente en la ciudad; había llegado el 13 de enero, tres días antes de la firma del documento que por el momento produjo la unión de los duartistas y los afrancesados, que después de todo eran anti haitianos ambos y hábilmente para fortalecer su posición e impresionar a los habitantes de la ciudad, hizo que desde la fortaleza se saludara su llegada con cañonazos;  y la verdad es que no teníamos un representante diplomático de  ningún país hasta ese momento, en que éramos simplemente la parte este de la isla, perteneciente a la República de Haití desde 1822 y que los haitianos habían dividido en tres provincias, Cibao al norte, con Santiago como capital, Ozama al Este con Santo Domingo como ciudad principal y también del país y la región  Sur con  Azua como su capital.
    
Duarte como sabemos, estaba fuera del país, específicamente en Curazao para estos días, desde que en agosto de 1843, Charles Herard, sustituto de Boyer en el poder en Haití, frustrando los deseos de  democracia de los reformistas haitianos de 1843, llegó a la ciudad de Santo Domingo buscándolo para eliminarlo, al frente de un ejército de 12 mil hombres, que era en ese momento, superior, a la cantidad de habitantes de la ciudad.
    
Duarte había planeado una expedición por la playa de Guayacanes en la región  este del país, en diciembre de 1843, en combinación  con su hermano Vicente Celestino, que era una persona muy importante en esa región,  por los negocios que tenía en el poblado de San José de los Llanos.
    
Pero Duarte cayó enfermo con lo que llamaban ataques de fiebre cerebrales, que padecía periódicamente y que nos lucen como ataques palúdicos y  el  movimiento se frustró.
     
Inmediatamente los trinitarios después del pronunciamiento de febrero, enviaron a buscarlo en la goleta Leonor. Imaginemos la emoción del patricio, al contemplar en Curazao la bandera que el había diseñado, en el mástil de aquella embarcación al momento de atracar.  
Julio M. Rodríguez