La capilla de Alta Gracia fue construida y bendecida en 1927 y durante muchos años estuvo en el centro del retablo una estatua de la Virgen de Lourdes. A mediados de 2011 esa estatua fue retirada de su hornacina para ser restaurada, que actualmente se encuentra al pie de la hornacina que quedó vacía.
Uno de los sacerdotes a cargo del santuario iba a cerrar la capilla y desde la puerta principal vio una imagen que parecía de yeso en el lugar donde originalmente había sido colocada. Se acercó varias veces y cada vez que lo hacía comprobaba que la imagen que veía desde cierta distancia se desvanecía. Lo cierto era que efectivamente no había imagen… pero la veía.Ante el fenómeno, visible para cualquiera, los frailes carmelitas descalzos del santuario Nuestra Señora de Lourdes emitieron un comunicado en el que decían que “la manifestación de la imagen de la Santísima Virgen María no tiene hasta el momento explicación racional”.“Debe ser interpretado por el pueblo de Dios como un signo para acrecentar y profundizar la fe cristiana y suscitar en los corazones de los hombres la conversión al amor de Dios y su participación en la vida de laIglesia”, indicaron.
70 mil fieles peregrinaron el día de la Virgen de Lourdes
El 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, unas 70 mil personas llegaron en peregrinación a este Santuario. Entre cantos y alabanzas los fieles salieron desde la Plaza de las Américas en Córdoba hasta el Santuario de Alta Gracia.
“La Virgen de Lourdes promovió tantas curaciones milagrosas que su día genera mucha expectativa acerca de la sanación. Ella está ligada a la salud, tanto corporal como espiritual, por eso es tan multitudinaria su devoción”, explicó el Padre David Cevoli, de la congregación de los Carmelitas Descalzos.
“Es difícil saber cuánta gente vendrá, sí sabemos que el año pasado vinieron caminando más de 75 mil personas, más toda la gente que va llegando durante todo el día”, indicó el sacerdote.
“El Santuario es muy grande, hay mucho espacio para permanecer durante el día, y jamás hemos tenido problemas para contener a la multitud”, dijo al diario Día a Día.
La Misa principal de la celebración del 11 de febrero fue celebrada por el Arzobispo de Córdoba, Mons. Carlos Ñánez, acompañado de su Obispo Auxiliar, Mons. Pedro Torrres.
Unos días antes, el 8 de febrero, el Arzobispo dijo en su homilía de la Misa dominical, que la peregrinación a la gruta de la Virgen de Lourdes en Alta Gracia “es un gesto de fe, de confianza, de gratitud por parte de la gente que camina para agradecerle al Señor lo que ha recibido de la mano de la Virgen Santísima”.
“También es la peregrinación y la participación en las celebraciones allá en la gruta, una súplica, una súplica confiada por distintas intenciones pero también teniendo un recuerdo especial por los enfermos, de hecho ese día se celebra en la Iglesia la Jornada Mundial del Enfermo, entonces, es una súplica por los enfermos”.
El Prelado dijo que “pedimos que quien pueda recuperar la salud se restablezca totalmente y pueda servir, pero aún aquél que tiene una enfermedad penosa, una enfermedad crónica, también desde su lecho, desde su postración como enfermo, puede levantarse; en la medida en que hace de su enfermedad, de su sufrimiento una ofrenda, una oración, esa persona se está levantando y está sirviendo”.
La capilla de la Virgen de Alta Gracia se encuentra en un amplio predio, en un parque de varias hectáreas, donde en 1916 se inauguró una réplica de la gruta Massabielle, de Lourdes, donde la Virgen se apareció en 1858 a Santa Bernardita Soubirous.
La idea y realización se debió a dos señoras porteñas, Guillermina Achával Rodríguez de Goyena y Delfina Bunge de Gálvez, escritora, esposa del escritor Manuel Gálvez. Desde que se levantó la gruta, el lugar se constituyó en un centro de afluencia de peregrinos.
En 1922 se formó una comisión para construir cerca de la gruta una capilla, cuya primera piedra se colocó en 1924 y que el entonces Obispo de Córdoba, Mons. José Anselmo Luque bendijo en 1927.