Es probable que las lectoras y lectores habituales de esta Trinchera
recuerden que en tiempos pasados - en dos entregas consecutivas- las
dedicamos al coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, aquel pundonoroso
oficial que se casó con la gloria (aparte de su eterna compañera, la
incansable Doña Arlette) al ponerse del lado de la Constitución y las
leyes tras el golpe de Estado contra el profesor Juan Bosch, en
septiembre del 63.
En esta columna resaltábamos los méritos
de este “soldado del pueblo y militar de la libertad” -como lo llamara
el propio Bosch- y de paso, nos identificábamos con el pedido para que
sus restos fueran a descansar justo en el lugar donde debían de estar
desde hace tiempo: En el Panteón de la Patria.
Pues bien, la
Cámara de Diputados acaba de aprobar -en dos lecturas consecutivas- el
proyecto de ley que autoriza la exhumación y traslado de Fernández
Domínguez al Panteón, en una iniciativa de Doña Arlette que recibió el
apoyo del diputado por Santiago,Víctor Suárez, del PLD.
La
pieza, según las informaciones divulgadas en los diferentes medios del
país, fue acogida con entusiasmo y a unanimidad por los diputados
presentes en la sesión donde se conoció, que fue la semana pasada.
La
Cámara de Diputados acaba de hacer justicia con Fernández Domínguez
quien -como soldado de la Patria-, supo ponerse a las alturas de las
circunstancias para exigir respeto a la voluntad popular expresada en
las urnas en 1962.
Este oficial, cuando todavía era un joven
apenas, se puso en movimiento y a lo largo de un par de años, les
inyectó el coraje, el valor y la conciencia necesaria a sus camaradas
del ejército para demandar, incluso con las armas en las manos, la
restitución de Bosch, derrocado violentamente el 25 de septiembre del 63
por grupos de poder económico -y parte de la iglesia de entonces- con
el apoyo abierto de los yankis.
Lo que pasó entre el 63 y el 65,
excepto los niños de poca edad, creo que todas y todos lo sabemos.
Vinieron tiempos convulsos. Manolo Távarez Justo se fue “a las
escarpadas montañas de Quisqueya” -San José de las Matas,
específicamente- y cayó “de cara al sol” exigiendo respeto para la
Constitución violada, mancillada con el golpe de Estado contra Bosch.
En
medio de crisis en crisis, llegó abril del 65. El Coronel Fernández
Domínguez estaba fuera de país, pues había sido deportado tras
descubrirse sus pasos para sublevar a los militares contra el poder
ilegalmente constituido. Era el artífice principal del movimiento que
desembocó en el estallido de la guerra patria de aquel año.
Al
iniciarse las hostilidades, regresó a su tierra y de inmediato se puso
al frente de la lucha y, en un asalto al Palacio Nacional, el 19 de
mayo, cayó como los valientes “de cara al sol”, bajo la metralla asesina
de la aviación yanki.
Me he familiarizado mucho con
Fernández Dominguez, principalmente después que Doña Arlette, su eterna y
corajuda viuda -mujer de hierro, como me gusta llamarle- me regalara el
libro “Coronel Rafael Fernández Dominguez, Soldado del Pueblo y Militar
de la Libertad”.
Justo y necesario era que la Cámara de
Diputados hiciera justicia con este insigne patriota de nuestros
tiempos, cuyo nombre ha quedado grabado con letras de oro en la historia
dominicana por su entrega, sacrificio, desprendimiento, lealtad,
responsabilidad y su amor profundo y sacrosanto por la Patria.
Nuestro
reconocimiento para todos los legisladores que levantaron con firmeza
sus manos para aprobar este proyecto del diputado santiaguense Víctor
Suárez, al cual congratulamos especialmente por encabezar esta digna y
decorosa iniciativa.
Siempre me acuerdo de algo que leí hace
años en la desaparecida revista Ahora, a propósito de un reportaje
sobre Fernández Domínguez, donde él aparece en la portada hablando desde
un carro patrullero creo, por radio-teléfono, y cuyo texto recreé al
encontrarme con el en el libro de Doña Arlette.
Se trata de
un soldado desconocido que, en la ambulancia donde transportarían el
cadáver del coronel a Santiago, le pasó un papelito a la viuda, cuyo
mensaje era el siguiente:
“Juro por mi honor que seré como usted
quiso que fueran los militares porque usted fue el hombre más grande que
ha tenido la RD. Descanse en paz que usted va al cielo y al altar de la
Patria”. ¡Y no se equivocó ese visionario y patriota soldado! Gloria
eterna comandante. De usted estamos y estaremos por siempre satisfechos y
agradecidos.
Seguimos en combate ¡hasta la victoria siempre!
domingo, 7 de abril de 2013
¡Fernández Domínguez va al Panteón!
4:22 p. m.
opinion