El Papa Francisco reflexionó en su homilía de esta mañana en el Domus Santa Marta sobre la fuerza destructora de la calumnia, a la que consideró «algo más» que un pecado porque nace del odio y busca destruir la obra de Dios. El Papa se refirió a las lecturas de hoy y reparó en el episodio de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia, que es llevado ante el Sanedrín por su testimonio del Evangelio. El Santo Padre ha asegurado que esta es una era «de gran confusión espiritual».
Agregó que la calumnia es peor que el pecado – una expresión directa de Satanás. «Todos somos pecadores, todos cometemos pecados, pero la calumnia es otra cosa. Por supuesto que también es un pecado, pero es algo más. La calumnia apunta a destruir la obra de Dios, y proviene de una cosa muy mala: nace del odio y el odio es la obra de Satanás. La calumnia destruye la obra de Dios en las personas, en sus almas».
«Donde hay calumnia, está el mismo Satanás», agregó.
Refiriéndose al relato bíblico, el Papa recordó que Esteban no mintió para salvarse. «Él miró al Señor y obedeció la ley» y consideró que esto es lo que ocurre con la historia de la Iglesia porque desde el primer mártir hasta hoy, hay numerosos ejemplos de valientes testigos del Evangelio.
«La era de los mártires no ha terminado. Aun hoy podemos decir en verdad, que la Iglesia tiene ahora más mártires que en los primeros siglos. La Iglesia tiene muchos hombres y mujeres que son difamados por la calumnia, que son perseguidos, que son asesinados por odio a Jesús, por odio a la fe: algunos son asesinados porque enseñan el catecismo, otros son asesinados por usar la cruz. Hoy, en muchos países, son difamados, son perseguidos. Son nuestros hermanos y hermanas que sufren hoy en esta era de los mártires», afirmó.
Para el Papa, esta es una «era de gran confusión espiritual» y evocó un antiguo icono ruso que presenta a la Virgen María cubriendo al pueblo de Dios con su manto.
«Pidamos a Nuestra Señora que nos proteja, y en tiempos de turbulencia espiritual el lugar más seguro es bajo el manto de Nuestra Señora. Ella es la madre que cuida de la Iglesia, Y en este tiempo de mártires, ella es la protagonista, la protagonista de la protección. Ella es la Madre (...) Digamos con fe: Madre, la Iglesia está bajo tu protección. Cuida de la Iglesia».