Este 2 de mayo del 2013, se cumplen dos años y once meses, del atentado en nuestra contra, el pasado 2 de junio del 2010 y, tal como establecimos en el artículo de la semana pasada, fuimos sometidos de forma satisfactoria a la operación para la extirpación del ojo derecho debido al dolor que estaba sufriendo por su degradación.
Hicimos el esfuerzo requerido para estar presente, a pesar de la intervención quirúrgica, en la última audiencia del proceso, el pasado 19 de abril del año en curso, 2013, que ya está en fase de fondo, siendo la misma el tercer envío de la audiencia de la fase de fondo. Esta me dejó un sabor amargo, porque entendía, como abogado, no tanto como víctima, que bien podría haberse iniciado, al menos la lectura de la acusación tanto pública como privada, sin con ello afectar el derecho de defensa de ninguna de las partes.
Sin embargo, apareció de nuevo, el elemento de “excusa para estudiar el expediente” del abogado defensor técnico a cargo de Román; lo cual fue secundado, como siempre, por todos los demás abogados de los demás imputados. La audiencia fue enviada para el próximo 28 de junio, o sea, casi tres meses más para satisfacer los caprichos de imputados contra la víctima.
Ahora bien, lo ocurrido en esa audiencia indicada, nos sigue planteando el reto de seguir teniendo fuerzas para no derribarnos ante las cosas que surjan. Que podamos mantener nuestra fe puesta en Dios y que sólo en El debemos descansar nuestras mayores esperanzas y mantener el mismo espíritu de lucha, tomar este nuevo intento de los imputados por evitar el conocimiento y el fondo del proceso, como una muestra de que en todo momento éstos buscarán la manera de entorpecer el proceso, y todo, porque a esto le tiene “temor como el diablo a la cruz.”
A treinta y cinco meses mucha gente solidaria nos preguntan sobre el curso del proceso y otros del por qué tantos envíos; y la verdad que ese interés y los buenos deseos y espaldarazo que recibimos, es lo que mantiene a uno con el ánimo en lucha y de pies. Que debemos estar conscientes de que estamos luchando, primero como lo hemos indicado en innumerables ocasiones, contra delincuentes de crimen organizado y que, como tales, han participado de otros procesos y ya se conocen bastante bien las debilidades que posee el actual Código Procesal Penal.
A treinta y cinco meses, se presenta ante nosotros, lo que en varios escritos en años anteriores, incluso mucho antes de mi atentado, pudimos establecer respecto a la normativa penal. El por qué mucha gente del pueblo le llama a la misma el “código de los delincuentes”, haciendo alusión a la enorme facilidad con la que los imputados utilizan sus fallas para eternizar procesos y provocar reenvíos uno tras otro; elemento este que siempre fue de las causas que se le atribuían a la vieja y anterior normativa del Código de Procedimiento Criminal.
Como bien expresó uno de nuestros abogados en esa última audiencia del 19 de abril, de que el único y verdadero objetivo de los imputados del proceso que nos ocupa, es prolongar lo más que puedan el conocimiento del juicio de fondo para motivos que sólo tendrían como límites, su maldad y mente criminal. Sin embargo, nosotros no desistiremos de buscar, al final de cuentas, que pueda imperar la justicia y luchar porque sea una sentencia de ejemplo para toda víctima que pueda pasar por las mismas viscitudes de las que hemos sido objeto nosotros.
A treinta y cinco meses, estamos claros que de parte de cada uno de los imputados y sus abogados no podemos esperar otra cosa que no sea obstáculos en el proceso. Es por esto que, ante situaciones como las ocurridas, en cada reenvío motivado por el capricho de los imputados, descansamos nuestro estímulo en las manos solidaras y apoyo de lo mejor del pueblo dominicano y esto es el verdadero compromiso que nos obliga a seguir adelante y sin dejarnos amilanar, ni en mirar hacia atrás.
A treinta y cinco meses, con tres reenvíos del juicio de fondo, y luego de venir de 14 reenvíos de la Audiencia Preliminar, nos muestra que es un proceso que se ha intentado de forma malsana de que el mismo transcurra con lentitud, apostando a la desesperación y la impaciencia de nuestra parte; y esto, no ocurrirá.
Gracias a Dios que los hechos, son más elocuentes que las palabras y lo que establecen éstos, es que la víctima en este proceso es quien ha tenido que soportar todo tipo de argucias e inventos para hacer del mismo toda una peripecia. Pero a pesar de todo esto que hemos vivido en estos últimos tiempos y en estos treinta y cinco meses, no vamos a renunciar a seguir luchando, sabiendo que tenemos la verdad y el Todopoderoso de nuestro lado.
Les dejo con esta frase del líder de los derechos civiles en los años 60s, el Dr. Martin Luther King, que al momento de escribir el artículo me llegó por estar muy acorde con el mismo y cito: “Lo preocupante no es la perversidad de los malvados, sino la indiferencia de los buenos”.
martes, 30 de abril de 2013
A treinta y cinco meses
11:21 a. m.
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