El primer ministro sirio, Wael al Halqi, salió este lunes ileso de un atentado contra su convoy en el centro de Damasco, donde al menos seis personas murieron y quince resultaron heridas y que él mismo calificó de “ataque terrorista”.
El convoy en el que se trasladaba el jefe del Gobierno pasaba por el barrio de Al Meze, cerca del jardín de Ibn Rushd (Averroes), cuando se vio sorprendido por la explosión, que causó los seis muertos y quince heridos, según el último balance oficial.
El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, dijo a Efe por teléfono que entre las víctimas mortales en el ataque, perpetrado con un coche bomba, hay un acompañante de Al Halqi.
Por el momento, ningún grupo ha reivindicado el atentado, que se produjo en una zona residencial donde viven varios responsables gubernamentales.
Según las imágenes transmitidas por los medios estatales, un autobús resultó calcinado y varios vehículos fueron destrozados por el estallido.
También podían verse los restos de sangre de las víctimas en el pavimento y un vehículo de bomberos que se trasladó al lugar después del ataque, que se produjo en un cruce de calles.
Poco después, Al Halqi aparecía con buen aspecto en una reunión con el comité económico del Consejo de Ministros.
Durante esa cita, el primer ministro condenó lo que calificó de “ataque terrorista”.
“Estas explosiones terroristas son la prueba de la quiebra y la frustración de los grupos terroristas armados y de las potencias que los apoyan, tras las victorias del Ejército”, afirmó Al Halqi, que subrayó que las fuerzas armadas trabajan para restaurar la seguridad y la estabilidad.
Además, consideró que la victoria del régimen se está acelerando por “la persistencia en la aplicación del programa político lanzado por el presidente Bachar al Asad para resolver la crisis, que es la única manera segura de salir (del conflicto) y comenzar la reconstrucción”.
Al Halqi era ministro de Sanidad cuando, el pasado 9 de agosto, Al Asad lo designó como nuevo primer ministro, en sustitución de Riad Hiyab, quien desertó del régimen y huyó a Jordania para unirse a la oposición, en la deserción de más alto nivel desde el inicio de la revuelta en marzo de 2011.
El jefe del Gobierno, nacido en 1964, es originario de la provincia de Deraa (sur), donde comenzaron las primeras protestas contra Al Asad, y fue secretario general del partido gubernamental Baaz en su provincia natal durante cuatro años.
La explosión de hoy no es la primera que se lleva a cabo con un atentado contra altos cargos del régimen en la capital.
El 18 de julio pasado, una brigada rebelde atentó contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco en un ataque en el que quedó descabezada la cúpula de Defensa.
Por otro lado, la televisión oficial informó de que hoy hubo enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y grupos armados en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en la capital.
Los opositores Comités de Coordinación Local aseguraron en un comunicado que el pueblo de Al Nashabia, cerca de Damasco, fue atacado por aviones militares que arrojaron barriles de explosivos y bombas de racimo.
Según ese grupo, al menos 40 personas han muerto hoy en ataques y enfrentamientos entre el régimen y los rebeldes en distintos puntos de Siria, la mayoría en Deraa (sur) y en la capital y su periferia, mientras que la Comisión General de la Revolución Siria rebajó la cifra a 24.
Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones impuestas por las autoridades sirias a los periodistas para trabajar.
Entretanto, en Nueva York (EEUU), hoy se espera que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reúna con Ake Sellström, responsable del equipo de investigación sobre el posible uso de armas químicas en Siria, un grupo al que Damasco sigue sin autorizar a entrar al país.
En los últimos meses, han aumentado los temores de que el régimen sirio esté utilizando armas químicas contra la población, algo que ha sido negado en varias ocasiones por las autoridades de Damasco.
Más de 70,000 personas han muerto en Siria y más de un millón se han refugiado en países vecinos desde el inicio del conflicto en marzo de 2011
El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, dijo a Efe por teléfono que entre las víctimas mortales en el ataque, perpetrado con un coche bomba, hay un acompañante de Al Halqi.
Por el momento, ningún grupo ha reivindicado el atentado, que se produjo en una zona residencial donde viven varios responsables gubernamentales.
Según las imágenes transmitidas por los medios estatales, un autobús resultó calcinado y varios vehículos fueron destrozados por el estallido.
También podían verse los restos de sangre de las víctimas en el pavimento y un vehículo de bomberos que se trasladó al lugar después del ataque, que se produjo en un cruce de calles.
Poco después, Al Halqi aparecía con buen aspecto en una reunión con el comité económico del Consejo de Ministros.
Durante esa cita, el primer ministro condenó lo que calificó de “ataque terrorista”.
“Estas explosiones terroristas son la prueba de la quiebra y la frustración de los grupos terroristas armados y de las potencias que los apoyan, tras las victorias del Ejército”, afirmó Al Halqi, que subrayó que las fuerzas armadas trabajan para restaurar la seguridad y la estabilidad.
Además, consideró que la victoria del régimen se está acelerando por “la persistencia en la aplicación del programa político lanzado por el presidente Bachar al Asad para resolver la crisis, que es la única manera segura de salir (del conflicto) y comenzar la reconstrucción”.
Al Halqi era ministro de Sanidad cuando, el pasado 9 de agosto, Al Asad lo designó como nuevo primer ministro, en sustitución de Riad Hiyab, quien desertó del régimen y huyó a Jordania para unirse a la oposición, en la deserción de más alto nivel desde el inicio de la revuelta en marzo de 2011.
El jefe del Gobierno, nacido en 1964, es originario de la provincia de Deraa (sur), donde comenzaron las primeras protestas contra Al Asad, y fue secretario general del partido gubernamental Baaz en su provincia natal durante cuatro años.
La explosión de hoy no es la primera que se lleva a cabo con un atentado contra altos cargos del régimen en la capital.
El 18 de julio pasado, una brigada rebelde atentó contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco en un ataque en el que quedó descabezada la cúpula de Defensa.
Por otro lado, la televisión oficial informó de que hoy hubo enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y grupos armados en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en la capital.
Los opositores Comités de Coordinación Local aseguraron en un comunicado que el pueblo de Al Nashabia, cerca de Damasco, fue atacado por aviones militares que arrojaron barriles de explosivos y bombas de racimo.
Según ese grupo, al menos 40 personas han muerto hoy en ataques y enfrentamientos entre el régimen y los rebeldes en distintos puntos de Siria, la mayoría en Deraa (sur) y en la capital y su periferia, mientras que la Comisión General de la Revolución Siria rebajó la cifra a 24.
Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones impuestas por las autoridades sirias a los periodistas para trabajar.
Entretanto, en Nueva York (EEUU), hoy se espera que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reúna con Ake Sellström, responsable del equipo de investigación sobre el posible uso de armas químicas en Siria, un grupo al que Damasco sigue sin autorizar a entrar al país.
En los últimos meses, han aumentado los temores de que el régimen sirio esté utilizando armas químicas contra la población, algo que ha sido negado en varias ocasiones por las autoridades de Damasco.
Más de 70,000 personas han muerto en Siria y más de un millón se han refugiado en países vecinos desde el inicio del conflicto en marzo de 2011