Julio Vasquez.

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lunes, 15 de abril de 2013

Politólogo dominicano dice Nicolás Maduro tiene un mal comienzo

El politólogo y profesor universitario, doctor Belarminio Ramírez Morillo, dijo hoy lunes que el candidato del chavismo Nicolás Maduro ganó con un estrecho margen las elecciones presidenciales celebradas en la República Bolivariana de Venezuela, el domingo 14 de abril del 2013, en la que obtuvo el 50.66% de los votos frente al 49.07 de su rival Henrique Capriles, pero sin embargo, ha tenido un mal comienzo que pone en duda su capacidad para lidiar con la difícil situación que vive esa Nación.

Es obvio que de la contienda electoral haberse celebrado una semana más tarde, los resultados hubiera sido diferente. Reflexionó el escritor y analística político.
Expresó que los chavistas esperaban un triunfo arrollador como había sucedido en el pasado. Por eso, en vez de llamar a la unidad de Venezuela, en vez de expresar el propósito de hacer un gobierno de unidad nacional, como exige y demanda la coyuntura, Nicolás Maduro lo que hizo lanzar ataques y acusaciones como buscando motivos para desconocer el terreno que ha ganado la oposición al régimen, y con esa actitud agudizan aún más la incertidumbre, la tensión y la agitación, la división de su pueblo.
El politólogo y abogado adujo que a pesar de que hubo un voto póstumo (pos morten), ya que el sentimiento de lealtad hacia la memoria del comandante Hugo Chávez, y no las propuestas para afrontar los grandes retos y desafíos que tiene la sociedad venezolana por delante, fue la esencia de la campaña persuasiva de Nicolás Maduro, el candidato ganador comenzó muy mal.
Los presidentes electos en procesos electorales tan reñidos como el recién celebrado en Venezuela, deben acatar su victoria con humildad, y no como lo hizo Nicolás Maduro, quien un par de minutos después de que el Consejo Nacional Electoral lo declarara como el virtual ganador de las elecciones, le habló a su pueblo, y lo que hizo fue lanzar un andanada de ataques y acusaciones en contra de la oposición. El que habló la medianoche del domingo 14 de abril del 2013, no fue un estadista, el que habló fue un candidato, lo que significa que tiene pudo hacer el cambio de chaqueta, ni tiene bien en claro cuál debe ser su conducta, y eso es muy delicado&#8221. Expresó el abogado y profesor universitario.
Esa no es la forma correcta de proceder en una sociedad que está dividida en dos mitades. Si tomamos en cuenta que Nicolás Maduro fue candidato y presidente de la República, a la vez, actuando en el proceso en funciones de Jefe de Estado; si tomamos en cuenta que el chavismo tiene el control de casi todos los estamentos de poder, hechos que en los países latinoamericanos se traducen en factores influyentes en los resultados, entonces la simple lógica nos conduce a la apreciación de que el respaldo en las entrañas del pueblo con que cuenta la oposición es mayor que el que se expresó en las urnas&#8221. Manifestó Belarminio Ramírez.
El profesor universitario, en tono de sorpresa, expresó: Ahora si es verdad que la situación de Venezuela se ha puesto compleja.
Entiende que esa nación requiere con carácter de urgencia de un liderazgo armonioso y conciliador, de un liderazgo con la destreza y la humildad para gobernar amparado en la filosofía de gestión del consenso y la concertación, y después del comportamiento que Nicolás Maduro asumió minutos después de ser proclamado ganador, quedó evidenciado que él carece de esas virtudes y cualidades.
Considera que el primer cambio que tiene que hacer Nicolás Maduro, si en verdad está interesado en gobernar por el período para el que fue electo, y si en verdad tiene un interés genuino en contribuir a la solución de los problemas de su pueblo, es reemplazar su estilo confrontador y provocador por un estilo conciliador y humilde. Ese es un cambio difícil de lograr, tomando en cuenta que está actuando siguiendo el libreto de lo que aprendió de su maestro, pero por el bien de su pueblo, y por su propio bien, debe intentarlo, debe hacerlo.
Expresó que aunque las mayorías de los analistas políticos, se están adelantando en presagiar que Nicolás Maduro no podrá darle continuidad a la obra de Hugo Chávez. Piensa que Maduro, a pesar de no ser una persona con mucha cultura, de no tener tanta experiencia de Estado, ni formación académica sobresaliente, pudiera hacer mejor gobierno que su predecesor, si fuera capaz de someterse a un juicio crítico y humilde para no repetir los errores de su maestro.
&#8220Nicolás Maduro ni por asomo tiene las virtudes que adornaron al liderazgo de Hugo Chávez, pero esa puede ser su ventaja, siempre y cuando él la entienda. Maduro carece del ego, de la vanidad, de la visión, de ese delirio de grandeza de que estaba revestido Hugo Chávez. Esa naturaleza del liderazgo de Hugo Chávez, esa búsqueda incesante de confrontación y protagonismo para hacer la historia y pasar a la historia, fueron los factores que indujeron a que cometiera sus más grandes errores. Reflexionó el politólogo.
Aconseja que Nicolás Maduro para cambiar el rumbo de la crisis en que vive Venezuela, y que pudiera desencadenar en caos, anarquía y explosión social, en vez de convertirse en un imitador del estilo de gobierno de Hugo Chávez, lo que debe hacer, es tomar las medidas adecuadas para crear el necesario clima de armonía política y social.
Nicolás Maduro está en la obligación de reducir el alcance y desmontar muchas de las políticas sociales implementadas por Hugo Chávez. El electo presidente está en la obligación de hacer un gobierno más aterrizado, con mejores controles y mejor calidad del gasto público. Son medidas que deberá tomar independientemente del costo de popularidad que tengan, de lo contrario no podrá mantenerse en el poder. Precisó el académico.
Considera que si Nicolás Maduro fuera capaz de entender los errores cometidos por Hugo Chávez, de separar los aciertos de los desaciertos, y optar por darle continuidad a los primeros y enderezar los segundos, pudiera cambiar el curso de la historia y hacer el gobierno que necesitan los venezolanos y venezolanas.
Belarminio Ramírez expresó que hay que pedirle al Dios Todo Poderoso que arroje luz sobre la mente de Nicolas Maduro, no tanto por él, sino por su pueblo y por todo el continente, ya que lo que se está cocinando en esa Nación no es para nada bueno.